En París, la gran revolución de las normas de construcción

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La elevación y rehabilitación de este edificio de tres plantas, rue de la Croix Saint-Simon, en el distrito 20 de París, permitió crear dieciséis nuevas viviendas, repartidas en dos niveles. 19 de septiembre de 2024 ATELIER CHOISEUL – ARQUITECTOS URBANOS

El texto es importante, su elaboración habrá llevado casi cuatro años y medio y podría convertirse en uno de los actos más significativos del segundo mandato de Anne Hidalgo como alcaldesa de París. El miércoles 20 de noviembre, los cargos electos de la capital deberán decidir sobre el nuevo plan urbanístico local (PLU) parisino, es decir, sobre el documento que deberá dar forma a la ciudad para los próximos quince o veinte años. El resultado de la votación no debería dar lugar a grandes sorpresas. Los grupos de derecha han presentado unas 170 enmiendas para denunciar la sobredensificación, las normas inviables y el ataque al patrimonio, y aprovechan para denunciar la política general de transformación de la capital llevada a cabo por el equipo existente.

La mayoría unida (socialista, ecologista, comunista) está encantada con esto. “revolución urbana”. “Este PLU marcará un punto de inflexión en el diseño de una ciudad como París. También es ampliamente visto a nivel internacional”anunció Lamia El Aaraje, nueva diputada de Urbanismo del alcalde socialista, el jueves 14 de noviembre en el Pavillon del Arsenal. Frente a ella, un público de arquitectos, abogados e inversores, que vinieron a descubrir las últimas modificaciones realizadas al documento, que entrarán en vigor una vez que el prefecto regional haya validado su legalidad. Probablemente para finales de noviembre.

Todo el mundo sabe que la ciudad, para cumplir sus ambiciones medioambientales y su exigencia de producir viviendas más accesibles, ha llevado mucho la innovación jurídica e introducido nuevas nociones con las que tendrán que lidiar. La revisión de las normas urbanísticas parisinas –un proceso que sólo tiene lugar cada quince o veinte años– también tiene fama de tener repercusiones mucho más allá de la circunvalación. Los mecanismos encontrados por París para obligar a los profesionales inmobiliarios a producir también viviendas, a hacer cada parcela lo más verde posible y a conceder un permiso sólo si el proyecto también mejora el barrio, podrían inspirar a otros en el camino de hacer ciudad.

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El orden es claro cuando en 2020 Ma mí Hidalgo, recién reelegido, anuncia la revisión de normas de construcción en la capital. Esforzarse por crear viviendas asequibles sigue siendo una prioridad, pero hay otra urgencia: acelerar la adaptación de la ciudad al calentamiento global. En 2050, el clima parisino será el mismo que el de Sevilla actual. Si no se hace nada, esta ciudad mineral, donde faltan espacios verdes, donde muchas fachadas siguen sin contraventanas, donde, en verano, las viviendas bajo los tejados de zinc son hornos, será verdaderamente inhabitable. El futuro PLU debe ser “bioclimático”insistió el alcalde, confiando a Emmanuel Grégoire, su primer diputado en ese momento, este vasto proyecto que habrá gestionado hasta su salida a la Asamblea Nacional en junio. El lunes 18 de noviembre, víspera del Consejo de París, el ex delfín, enfrentado desde hace varios meses con el alcalde, se declaró candidato a las elecciones municipales de 2026.

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