El presidente sirio, Bashar al-Assad, denunció el lunes un intento de “redefinir” el mapa de Oriente Medio, tras una deslumbrante ofensiva de los rebeldes que lograron arrebatar grandes zonas del norte de Siria a las fuerzas gubernamentales. Por primera vez desde el inicio de la guerra en 2011, el régimen de Assad ha perdido completamente el control de Alepo, la segunda ciudad de Siria, un duro revés infligido por una coalición de grupos rebeldes dominados por islamistas radicales.
Más de 450 muertos desde la ofensiva del 27 de noviembre de 2024
En respuesta, aviones sirios y rusos atacaron zonas controladas por estos grupos en la provincia de Idleb (noroeste) y en la vecina provincia de Alepo, matando a 15 civiles, incluidos niños, según el OSDH. Imágenes de AFPTV mostraron a rebeldes armados patrullando las calles de Alepo, la ciudad más importante del norte de Siria, cerca de la histórica ciudadela o del aeropuerto internacional. Algunos posan delante de un vehículo blindado abandonado por el ejército, otros rompen una bandera siria o un retrato de Bashar al-Assad. Aunque la mayoría de las calles parecen vacías, los sirios salieron a aplaudir la llegada de estos combatientes.
Los rebeldes tomaron edificios gubernamentales, prisiones, el aeropuerto internacional de Alepo y un aeródromo militar “sin encontrar resistencia significativa”, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que dispone de una amplia red de fuentes en Siria. En una entrevista telefónica con su homólogo iraní, Massoud Pezeshkian, Bashar al-Assad declaró que la “escalada terrorista” tenía como objetivo “intentar dividir la región, desmoronar sus Estados y rediseñar el mapa regional de acuerdo con los intereses y objetivos de América y Occidente.
Bashar al-Assad, apoyado por Irán y Rusia, buscó recabar el apoyo de sus aliados ante el ataque que ha dejado más de 457 muertos desde el inicio de la ofensiva rebelde el 27 de noviembre, la mayoría combatientes pero también entre ellos más de 72 civiles, según el OSDH. Según el Kremlin, el presidente ruso Vladimir Putin y Massoud Pezeshkian afirmaron su apoyo “incondicional” a Bashar al-Assad y pidieron coordinación con Turquía, que apoya a los grupos rebeldes.
Para sorpresa de todos, el grupo islamista radical Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y facciones rebeldes, algunas de las cuales apoyadas por Ankara, lanzaron su ofensiva desde la provincia de Idlib. Rápidamente se apoderaron de decenas de localidades, así como de la ciudad de Alepo, a excepción de los distritos del norte habitados por kurdos. Siria ha quedado dividida por la guerra civil en varias zonas de influencia, donde los beligerantes cuentan con el apoyo de diferentes potencias regionales e internacionales.
Y la violencia de los últimos días, la primera de esta magnitud desde 2020, hace temer una reanudación de las hostilidades a gran escala. Turquía, que tiene frontera con Siria, además de Irán, Rusia y Estados Unidos, tiene presencia militar en Siria, donde la guerra iniciada con la brutal represión de las manifestaciones a favor de la democracia ha dejado alrededor de medio millón de muertos. El inicio de la ofensiva rebelde coincidió con la entrada en vigor de un alto el fuego entre Israel y el Hizbulá libanés, aliado de Bashar al-Assad e Irán que salió debilitado de la guerra en el Líbano.
Rusia e Irán junto a Bashar al-Assad
Fue gracias al apoyo militar de Rusia, Irán y Hezbolá que el régimen de Assad logró revertir el curso de la guerra en 2015 retomando gran parte del territorio y en 2016 la totalidad de Alepo. Preocupada hoy por su guerra contra Ucrania, Rusia, que tiene varias bases en Siria, ha dicho que quiere ayudar a Bashar al-Assad y sus fuerzas a “repeler” a los rebeldes. El OSDH informó de ataques rusos contra la ciudad de Alepo.
El ejército sirio, por su parte, ha informado en las últimas 24 horas de bombardeos aéreos y de artillería sirios y rusos contra “posiciones terroristas, depósitos y líneas de suministro” en las provincias de Alepo e Idlib. “Nuestras fuerzas armadas están avanzando hacia varios ejes en las provincias de Alepo, Hama e Idlib para rodear a los terroristas y ahuyentarlos”, añadió en un comunicado. Según el Observatorio, también hay combates entre fuerzas progubernamentales y rebeldes en la provincia de Hama.
HTS y los rebeldes controlan gran parte de la provincia de Idlib, así como sectores de las provincias de Alepo, Hama y Latakia. Antes de su ofensiva, el noroeste de Siria disfrutaba de una calma incómoda bajo un alto el fuego establecido en 2020, bajo el patrocinio de Ankara y Moscú. El domingo, Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido pidieron una reducción de la tensión en Siria en una declaración conjunta.
Estados Unidos, que también tiene soldados sobre el terreno en el norte de Siria, apoya a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por los kurdos, que lucharon contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI). En otro frente, grupos rebeldes pro-turcos expulsaron el domingo a las SDF de Tal-Rifaat, en el norte de la provincia de Alepo. Las SDF controlan amplias zonas del norte de Siria, donde los kurdos sirios han establecido una administración autónoma. Su líder, Mazloum Abdi, dijo que sus fuerzas estaban trabajando para evacuar a los civiles kurdos “de forma segura” de zonas de la provincia de Alepo, incluida Tal-Rifaat.