Volvió a llover en We Love Green, un “mordaza corriente” para los asistentes al festival

Volvió a llover en We Love Green, un “mordaza corriente” para los asistentes al festival
Volvió a llover en We Love Green, un “mordaza corriente” para los asistentes al festival
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El festival We Love Green se organiza en el sureste de París, del 31 de mayo a este domingo 2 de junio. Para esta edición de 2024, la lluvia volvió a entrar en el espectáculo, una recurrencia que se ha convertido en un “broma corriente” para los asistentes al festival.

Se convirtió en un chiste recurrente. Cada año, la historia de amor continúa entre el festival We Love Green, que se celebra en el bosque de Vincennes del 31 al 2 de mayo, y la lluvia. En las redes sociales, si algunos asistentes al festival están molestos por las condiciones, otros se divierten con “We Love Gadoue”, el “festival de la lluvia”.

Bailes bajo la lluvia, vídeos con música de payasos o referencias a Koh-Lanta, los participantes jugaron con sorna este año para mostrar “entre bastidores” el festival parisino.

“Una especie de maldición”

Tanto los habituales como los novatos, la reputación que precede al festival obliga a prepararse. K-way, paraguas, poncho o botas, cada participante tiene su propia técnica para afrontar las condiciones climáticas. “Me esperaba estas condiciones, así que opté por calzado impermeable y ropa oscura”, explica Roméo.

“Era mi primera vez en WLG. Antes de coger mis entradas dudé mucho porque había oído hablar de ediciones anteriores, me dije que era una especie de maldición para ellos. Viendo como SZA (que se presenta este domingo) ), iba a venir así que lo tomé de todos modos”, dice Sofía, una estudiante que vive en París.

Durante el primer día se sucedieron algunos episodios de lluvia. Se ha formado así un ligero barro en el bosque, especialmente en los accesos de visitantes, donde el paso es más estrecho.

“Una vez que estás allí, estás allí simplemente para disfrutar”.

“El primer día estaba un poco desorientada, pero cuando estás allí simplemente estás para disfrutar”, subraya Alice, que participa por primera vez en el festival. De todos modos, me imagino que ya tenemos barro en nuestros zapatos y pantalones, así que realmente no me importa”.

A última hora de la noche del viernes, cayó un aguacero mientras actuaba el cabeza de cartel de la noche, Burna Boy. Para un buen número de asistentes al festival, el regreso fue, pues, con la cabeza gacha, con capuchas o ponchos.

Las llegadas, salidas y periodos entre conciertos en ocasiones “estropearon un poco la experiencia”. Sin embargo, “cuando llegamos a los conciertos, me olvidé del mal tiempo porque los artistas fueron realmente excelentes. En general, fue muy agradable”, señala Etan, que asistió este sábado a los conciertos de Kaytranada, Justice y Josman.

“Patinamos en el barro, especialmente de noche”

Este sábado, la lluvia del día anterior transformó la madera en fango. “Fue un poco más complicado porque patinamos en el barro, especialmente de noche”, enfatiza Alice. “Terminé con pedazos de tierra en las botas, lo que hizo que la experiencia fuera incómoda para el regreso con todo por lavar”, lamenta Sofía.

“Los días anteriores sólo llovió en París, así que esperaba terminar hecho un desastre, sucio de barro por todos lados. Cuando llegué allí, todavía estaba muy sorprendido. Todo estaba muy embarrado, mis zapatos estaban empapados de agua pero todavía estaba genial”, describe.

Escenas cubiertas, “un gran plus”

En estas condiciones, determinadas escenas son más populares. “Los tramos cubiertos son una gran ventaja”, explica Roméo. Lalaland o La Clairière, que acoge especialmente conciertos de rap, se encuentra bajo una carpa al abrigo de la lluvia.

“Tal vez podrían cubrir más los escenarios en el futuro, aunque parece complicado instalar carpas por todas partes”, continúa Alice, que también lamenta la falta de refugio dentro del festival. “Cuando hace buen tiempo aterrizamos en el suelo, como era un campo de barro no podíamos hacerlo”.

El recuerdo de 2022

Para los asistentes al festival acostumbrados al Bois de Vincennes, los recuerdos de 2022 pudieron resurgir. Ese año, la edición se acortó y la noche del sábado se canceló debido al mal tiempo.

“Fue 100 veces peor”, dice Armand, un asistente al festival que participó en ambas ediciones. “No había manera de permanecer en los espacios abiertos ni siquiera con un impermeable, no en vano tuvieron que cancelar”.

Una edición, recordó, que “dio una lección” a los participantes. “Antes venía con un Air Force One blanco, ahora vengo con botas impermeables”.

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