Libro: “Obras Completas I y II”, de Charles Baudelaire: poéticas de los opuestos

Libro: “Obras Completas I y II”, de Charles Baudelaire: poéticas de los opuestos
Libro: “Obras Completas I y II”, de Charles Baudelaire: poéticas de los opuestos
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Es el cruce de una extraordinaria aventura poética, moral y filosófico que se nos ofrece con esta nueva edición, la quinta, de las obras completas de Baudelaire en la Pléiade. Por primera vez ya no se divide entre poesía y crítica, sino que sigue lo más fielmente posible el orden cronológico de redacción y publicación de los textos. Pasamos de los primeros versos en latín y otros Ferias dedicado a la exploración de la vida moderna en los macizos poéticos de Flores del mal, en sus dos versiones –la primera de 1857, censurada tras un juicio por “delito de desacato a la moral pública” (que no fue cancelado hasta 1949), y el segundo, enriquecido cuatro años más tarde, seguido de Paraísos artificiales y el magnifico Mi corazón quedó al descubierto. En el centro de la revolución que lleva el nombre de Baudelaire, la invitación a buscar la belleza y la verdad poética fuera del panteón de las cosas bellas: en la fealdad de una carroña como en la observación de un transeúnte o de una matanza. Como se indica en la dirección al lector de Flores del mal, se trata de tener la audacia de encontrar la belleza en “el veneno, el puñal y el fuego” para engañar a un mal aún mayor: el aburrimiento. Y, cada vez, el efecto poético surge en el cortocircuito entre lo positivo y lo negativo – “el horror y el éxtasis de la vida” – que el poeta pone en contacto buscando revelar la “reversibilidad” de cada cosa y de cada ser: “Ángel lleno de alegría, ¿conoces la angustia? […] / Ángel lleno de bondad, conoces el odio […] / Ángel lleno de salud, conoces las Fiebres […] / Ángel lleno de belleza, conoces las arrugas […] ».

Esta oscilación es política al mismo tiempo que poética: “Entiendo que uno abandona una causa para saber cómo se sentirá servir a otra, ¿Se dice en Mi corazón quedó al descubierto. Quizás sería dulce ser alternativamente víctima y verdugo. »

Pero sobre todo es estético. Dentro El pintor de la vida moderna, Baudelaire lo convirtió en el centro de su definición de modernidad: “es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es lo eterno y lo inmutable”. Como señalan André Guyaux y Andrea Schellino en la introducción de estos dos volúmenes, la “unión de opuestos” que opera en la estética de Baudelaire proviene de la reivindicación de un derecho sin precedentes, el derecho a contradecirse, que el poeta considera el más importante… junto con el de irse.

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