Con Emmanuel Mouret, director de “Trois amis”, el arte de entrelazar gravedad y comedia

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De izquierda a derecha: Sara Forestier, Camille Cottin, Emmanuel Mouret e India Hair, durante el Festival de Cine de Venecia, 30 de agosto de 2024. ALBERTO PIZZOLI/AFP

Hubo un tiempo en el que el propio Emmanuel Mouret actuaba en sus propias películas, una especie de comedias románticas francesas, deja que lucia lo haga (2000) hasta Capricho (2015), un papel hecho a medida de un ingenuo torpe, cayendo con muchos errores en la ronda de los sentimientos. Y luego, con Señorita de Joncquières (2018), se retira detrás de la cámara, dedicándose por completo a los demás actores, de los que reúne sutiles combinaciones en cada película. Encuentra al cineasta en una calle del 13.mi distrito, en París, en el momento de una breve alucinación, vuelve a su antiguo carácter: cabello juguetón, nariz al viento, media sonrisa soñadora, chaqueta y bufanda de post-alumno, desde antiguo maestro, pero sin tener el ‘aire’.

tres amigossu último largometraje, presentado en el Festival de Cine de Venecia en septiembre, es una escapada romántica para tres actrices (India Hair, Camille Cottin y Sara Forestier) en un amplio espectro que va desde la risa hasta las lágrimas. “Si la trama básica era más bien trágica, no quería caer completamente en el melodrama.confía Emmanuel Mouret. Sino más bien entrelazar la seriedad con la fantasía, con la comedia. Como Leo McCarey o Billy Wilder, pasamos de lo serio a lo ligero y solo comenzamos con las películas que amamos. En pintura hablaríamos de contraste, en música de contrapunto. »

La idea inicial la podríamos encontrar en el filósofo coreano Byung-Chul Han, en La sociedad de la transparencia (PUF, 2017), ideal moderno que opone a una verdadera sociedad de confianza. “Me hizo pensar que, en el amor, la confianza tampoco se basa en la transparencia total. »

En vase clos

De un término al otro se abre, de hecho, un espacio propicio a la imaginación mouretiana, el de las inconsistencias amorosas y las circulaciones del deseo. En sus películas una relación siempre esconde otra, cada pareja hace una ficha de dominó y tira hacia el triangular. “El individuo moderno todavía está profundamente divididoespecifica el cineasta. Por un lado, la sociedad le exige que respete sus compromisos y, por otro, que tenga en cuenta sus propios deseos. » ¿Cómo conciliar los dos? “Esta pregunta siempre interesa a la ficción. Pasa lo mismo en una película de parejas que en una película de gánsteres: el que respeta las reglas del clan, ¿qué pasa el día que se ve obligado a dispararle a su mejor amigo? Allí empieza a haber cine. »

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