Durante las cuatro sesiones parlamentarias anuales en Berna, el último día no es el más ocupado para los cargos electos. Si bien el calendario oficial indica debates de 8 a 11 horas, no es raro que después de una hora habitualmente dedicada a las votaciones finales, todo el mundo se levante. El consejero nacional Thomas Burgherr (UDC/AG) critica esta situación y pide ampliar las sesiones.
“Recibimos 440 francos (nota del editor: compensación) y 115 francos por gastos de una hora de trabajo, ¡eso no está bien!” él protesta. El último día de la sesión se cuenta efectivamente como un día completo. Presentó una intervención para que esos días los políticos no fueran liberados antes de las 13 horas. El Argauiano sugiere que los cargos electos se tomen este tiempo para abordar determinadas intervenciones pendientes.
Los expedientes retrasados se debaten en principio durante una sesión extraordinaria de tres días. Pero las intervenciones se acumulan y hoy se habla de prorrogar esta sesión extraordinaria. Thomas Burgherr señala esta paradoja, porque una jornada más larga los últimos viernes nos permitiría salir adelante sin que cueste más, a diferencia de una sesión extraordinaria prolongada.
La reunión del Consejo Federal, que se celebra el viernes por la mañana durante las sesiones, explica en parte por qué los parlamentarios se marchan antes. Los debates sobre nuevos textos obligarían al menos a un miembro del Gobierno a sentarse en las cámaras y harían imposible la reunión de los siete Reyes Magos. Thomas Burgherr quiere ahora convencer a los funcionarios electos de que esta reunión se posponga para la tarde. Actualmente, en la izquierda parece que esta idea es bien recibida. El socialista Fabián Molina declara, por ejemplo, que “no se opone en principio” a sentarse hasta primera hora de la tarde.