El Bell Centre ardía tras una victoria decisiva de los Montreal Canadiens contra los Vancouver Canucks, pero fue durante la rueda de prensa posterior cuando Martin St-Louis realmente causó impresión.
En una respuesta llena de sabiduría y humildad, ofreció un momento poco común, que puso la piel de gallina a quienes lo escuchaban.
¿El tema? Un comentario de Kaiden Guhle, diciendo que el vestuario quería ganar para su entrenador. ¿La respuesta de San Luis? Una afirmación que resume a la perfección su singular enfoque en el liderazgo del técnico del CH.
Preguntado sobre los comentarios de Guhle, que mostraban una admiración ilimitada por su entrenador, St-Louis no aprovechó la oportunidad para halagar su ego ni llamar la atención sobre él.
En cambio, volvió a centrar el discurso en la esencia misma de su trabajo: el equipo.
“No quiero que jueguen para mí. Quiero que jueguen el uno para el otro. »
Este videoclip nos pone la piel de gallina.
Estas palabras, sencillas pero poderosas, transmiten la autenticidad de St-Louis. No busca ser la estrella de la historia; su función es construir un grupo unido, dispuesto a luchar juntos, a superar los desafíos juntos.
En un deporte donde los individuos a menudo pueden eclipsar al colectivo, St-Louis recuerda la importancia de un equipo conectado, de una actitud colectiva que rompa los egos y las expectativas individuales.
St-Louis encarnó esta filosofía durante toda la velada, tanto en el banquillo como en sus comentarios posteriores al partido.
La victoria en la prórroga, conseguida gracias al capitán Nick Suzuki, no sólo permitió al canadiense meterse en el panorama de los playoffs; También mostró un equipo lleno de valentía.
Tras un sólido primer tiempo, el canadiense sufrió una brutal caída en el segundo, encajando dos goles en apenas 20 segundos.
Donde muchos equipos habrían fracasado, el CH, fiel al estado de ánimo defendido por su entrenador, respondió con fuerza.
Tres goles sin respuesta, incluidos dos de jóvenes talentos como Kaiden Guhle y Lane Hutson, volvieron a encarrilar al equipo.
Los comentarios de St. Louis después del partido también demostraron su comprensión única del proceso y el esfuerzo colectivo. PAG
En lugar de hablar de gestos heroicos o momentos de gracia, insistió en la sencillez y la repetición.
“No es una jugada que nos va a devolver al juego. Es simplemente continuar haciendo cosas simples, una y otra vez. »
Este énfasis en el proceso, en no buscar atajos, fue clave para la remontada del equipo en este partido.
St-Louis también subrayó que no es una acción única, sino una actitud global la que permite a un equipo triunfar en tiempos difíciles.
Si el St-Louis lideró brillantemente desde el banquillo, fue en el hielo donde sus jugadores pusieron en práctica sus lecciones.
Lane Hutson, el joven prodigio, lideró el ataque con tres puntos, incluida una valiosa asistencia en el gol de la victoria.
Kirby Dach, siempre combativo, aprovechó el juego de poder para igualar, mientras que Kaiden Guhle, que había ofrecido esta memorable frase sobre su entrenador, demostró que era un gran defensor.
Estas actuaciones individuales, puestas al servicio del colectivo, ilustran perfectamente lo que St-Louis desea inculcar a sus jugadores.
Fue jugando el uno para el otro que el canadiense entró en la carrera por los playoffs, y es esta mentalidad la que podría mantenerlos allí.
Al escuchar a St-Louis hablar de resiliencia y dedicación colectiva, es difícil no pensar en figuras públicas que, en los últimos años, han buscado brillar solas en lugar de unidas.
St-Louis nos recuerda que el verdadero liderazgo se mide por la humildad y la capacidad de inspirar.
En este sentido, St-Louis ofrece una lección de valentía y autenticidad que va más allá del marco del hockey.
Con esta victoria, el canadiense no sólo da un paso hacia los playoffs; también envía un mensaje claro. Este equipo, a menudo relegado al estado de un simple proyecto de reconstrucción, se está convirtiendo en una fuerza a tener en cuenta.
Y esto se debe en gran medida a un entrenador que no sólo dicta estrategias, sino que enseña valores y un estado de ánimo.
St-Louis, con su calma y determinación, demostró que es posible transformar un equipo sin grandes discursos extravagantes ni gestos de ira para animar a las tropas.
Su enfoque mesurado, centrado en el proceso y el esfuerzo colectivo, está empezando a dar frutos.
Mientras el canadiense se prepara para sus próximos desafíos, el camino todavía parece largo. Pero con un líder como Martin St-Louis, los seguidores tienen todos los motivos para creer. do
Su equipo, joven y hambriento, juega no sólo para sí mismo, sino también para encarnar los valores de resiliencia y solidaridad queridos por su entrenador.
Y si esta noche demostró algo, es que sin importar los desafíos, sin importar los obstáculos, los Montreal Canadiens están listos para luchar.
No para Martin St-Louis, sino para todos. Y esa es toda la diferencia.
Huele a serie.