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Llega a la zona mixta un poco intimidado, orgulloso de su actuación y decepcionado por el empate encajado en Niza (2-2). Mucho menos seguro de sí mismo, en cualquier caso, que sobre el campo, donde deslumbró por su delicadeza de movimientos, su aceleración, su personalidad y su eficacia. Matías Fernández-Pardo nunca olvidará esta tarde primaveral de un día de noviembre, este primero como titular en la Liga -tras lucir sus galones europeos en el once ante el Atlético de Madrid (3-1, el 23 de octubre)-, y este sedoso roll, su primer gol en la L1.