Walide Khyar, una fuerza adicional extraída del viaje de su madre, su “mayor inspiración”

Walide Khyar, una fuerza adicional extraída del viaje de su madre, su “mayor inspiración”
Walide Khyar, una fuerza adicional extraída del viaje de su madre, su “mayor inspiración”
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Walide Khyar: “Ella nos enseñó desde pequeños que todo era posible”

Walide Khyar Creció en Blanc-Mesnil. En este lugar que califica de “no ideal”, a él y a sus hermanos nunca les faltó nada.

Y es gracias a su madre.

Incluso si tuvo que volver a hacer oposiciones y casi empezar de cero a pesar de estudiar para ser farmacéutica, ella siempre estuvo ahí para asegurar su felicidad.

“Pudimos ver que no fue fácil para ella. Tenía días largos, salía muy temprano por la mañana y regresaba muy tarde por la noche para apoyarnos en nuestra vida diaria de la mejor manera posible. Hizo de todo durante 15, 20 años y nunca paró. No me di cuenta cuando era más joven, pero hoy me digo que lo que ella estaba haciendo era una locura. Y luego los fines de semana estaba mi hermano jugando fútbol, ​​yo haciendo judo y ella nos dejaba, no había límites. Nunca la oí decir que estaba cansada aunque creo que estaba cansada. Ella era perfecta. »

Siempre podría contar con su apoyo. En la escuela como en el deporte, el nativo de Bondy aprendió a hacer las cosas perfectamente, sin olvidarse nunca de divertirse.

En una vida donde los controles deslizantes de generosidad se llevaron al máximo, Najat Khyar supo encontrar el equilibrio entre el estímulo y la coacción para que sus hijos nunca estuvieran bajo presión. Una verdadera oportunidad para ellos.

“Ella nos enseñó desde muy pequeños que todo era posible. Ella siempre nos empujó más allá de lo que pensábamos que podíamos hacer o de los objetivos que teníamos”, recuerda la medallista de bronce en la Campeonato de Europa 2023.

Su trayectoria es el símbolo de ello. Walide Khyar No sabía casi nada sobre judo cuando entró en un dojo por primera vez en su vida. El solo sabia quien era David Douillet por haberlo visto en televisión, pero nada más. Veinte años después, su palmarés se enriquece con una decena de medallas en el circuito mundial de la IJF.

Cuando los deportes entraron en su vida, pudo elegir entre kárate y judo cuando se abrió un nuevo club cerca de su casa. La corriente fue mejor con el entrenador de judo, nació en él una vocación y comenzó una pasión por su madre.

“Ella amaba todos los valores de este deporte y me impulsó más en el judo que en los otros deportes que he practicado. A ella le gustaba acompañarme en las competiciones, se enganchó quizás incluso más rápido que yo. Todavía hoy sigue las competiciones y a veces incluso es ella quien me cuenta resultados de los que no estoy al tanto”, se ríe Walide Khyar.

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