Par
Daniel Chollet
Publicado el
13 de enero de 2025 a las 9:58 am
La valdoisiana Stéphanie Frappart acaba de ser nombrada segunda mejor árbitra central del mundo por la Iffhs, la federación internacional de historia y estadística del fútbol, detrás de la británica Rebecca Welch.
“Está en el podio por sexto año consecutivo, ¡felicidades! », subraya la Unión de Árbitros de Fútbol de Élite.
Mejor árbitro del mundo en 2019 y 2020
Stéphanie Frappart, de 41 años, natural de Plessis-Bouchard y originaria de Cormeilles-en-Parisis, se formó en el club de fútbol Herblay, al que ingresó a los diez años, primero como jugadora y tres años más tarde como árbitro.
Completó todas las etapas hasta llegar a lo más alto: la primera mujer en arbitrar un partido masculino profesional en la Ligue 2, la primera mujer en arbitrar un partido en la Ligue 1 masculina, la primera en arbitrar un partido internacional masculino durante la Liga de las Naciones en 2019. Ese mismo año arbitró la final del Mundial femenino y la Supercopa de la UEFA y fue coronada mejor árbitra del mundo 2019 por el Iffhs. Un título que volvió a ganar en 2020.
Luego fue la primera en arbitrar la Liga de Campeones masculina y la fase final del Mundial masculino de Qatar 2022. primero como 4mi árbitro de los partidos entre México y Polonia y entre Portugal y Ghana, luego, el día 1es Diciembre de 2022, como árbitro oficial del partido Costa-Rica-Alemania.
Fue siendo adolescente cuando el jugador decidió dedicarse al arbitraje.
“Apasionado por el fútbol y jugador, quería aprender las reglas de mi deporte. Me apasioné por el arbitraje en muy poco tiempo, después de mi primer pitido”, dijo en el sitio web de la FFF.
Tras haber venido a entregar el equipamiento de los árbitros al club Herblay en agosto de 2020, confesó que se había mantenido fiel a su club a pesar de su condición de árbitro internacional. El alcalde, Philippe Rouleau, se congratuló de saber
“ser respetado en el campo” y “ser un ejemplo para los jóvenes”.
“No he olvidado de dónde vengo”, confiesa la mujer del silbato, saludando una estructura donde “el árbitro forma parte del club, es alguien por derecho propio, no estamos dejados de lado”.
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