La segunda ciudad más poblada de Estados Unidos alberga una gran cantidad de bancos de alimentos y organizaciones benéficas que se han movilizado ampliamente desde una semana y el comienzo de los desastres.
Una movilización impecable. Los Ángeles desmiente los clichés que le dan una imagen egocéntrica y superficial: desde hace una semana acuden allí voluntarios y donaciones destinados a las víctimas de los incendios.
En un aparcamiento de Arcadia, al noreste de Los Ángeles, unas 600 personas se presentaron el domingo para distribuir donaciones a las víctimas. Muchos de ellos habían sido enviados allí desde centros desbordados por la afluencia de buenos samaritanos.
“Se me puso la piel de gallina”, dice un residente de 38 años que organizó la distribución. “Es una locura. Estoy conmovida (…) LA está ahí”, saluda Vanessa Abad, empleada de un catering.
“Cuestión de suerte”
Este centro de donación fue improvisado el pasado martes, a raíz de un mensaje publicado en TikTok por un residente que buscaba comida. A medida que crecía, ya tuvo que mudarse tres veces y finalmente se instaló en un gran terreno contiguo a un hipódromo.
El lunes, cientos de voluntarios todavía estaban presentes para clasificar cajas de ropa y juguetes. O para repartir botellas de agua, productos sanitarios y mascarillas para protegerse de los humos tóxicos de los incendios.
Mientras un hombre toca “Here Comes The Sun” de Los Beatles con la guitarra, los voluntarios preparan hot dogs y tacos.
Los incendios siguen asolando las afueras de Los Ángeles, afectando a personas de diferentes clases sociales y han matado al menos a 24 personas. Varios barrios donde los residentes pensaban que habían estado a salvo de los incendios durante décadas quedaron reducidos a cenizas.
“Es muy diferente de mis otras experiencias de voluntariado, porque realmente no hay diferencia entre las personas que ayudan y las que reciben ayuda”, dice Gianna Karkafi, una estudiante de 19 años. “Es sólo una cuestión de suerte”.
“Estamos aquí para ellos”
Los Ángeles es conocida por su industria del entretenimiento y sus calles llenas de personas sin hogar. Pero la segunda ciudad más grande de Estados Unidos también alberga una gran cantidad de bancos de alimentos y organizaciones benéficas.
Entre los que vienen a abastecerse de ropa y alimentos después de los incendios, algunos parecen haber estado luchando durante mucho más de una semana para llegar a fin de mes.
La solidaridad debe beneficiar a todos, sean o no víctimas de los incendios, insiste Elaine Hoang. “Si lo necesitan, estamos ahí para ayudarles”, explica este farmacéutico de 26 años, que condujo una buena hora y media para venir a echar una mano.
Tras los incendios, Los Ángeles es capaz de hacer lo mejor y lo peor. En las zonas evacuadas fueron arrestadas varias decenas de personas y nueve de ellas fueron acusadas de robo. Uno de ellos incluso se disfrazó de bombero para llevar a cabo sus robos.