«CBrasilia, sobre su gigantesca meseta, es un poco como la Acrópolis sobre su roca… ¡Hola, capital intrépida, que recuerda al mundo que los monumentos están al servicio del espíritu! » Invitado a hablar en Brasilia el 25 de agosto de 1959, André Malraux, ministro francés de Asuntos Culturales, mezcló lo épico y lo trágico, el análisis estético y la improvisación lírica, la visión histórica y lo excéntrico.
Como siempre. Sin embargo, tenía una mirada clara. Muy claro. Fantástico y visionario, no sólo admiró el Palacio del Planalto construido cerca de los edificios del Congreso Nacional y del Supremo Tribunal Federal, en la Plaza de los Tres Poderes, sino que también aplaudió una catedral de líneas curvas que se elevaba hacia el cielo.
Cuatro edificios con una vibración lírica…
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