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Pero a medida que nos acercamos a la Torre Eiffel, pisamos el freno. Los turistas se mezclan con los espectadores y ya no se puede andar en bicicleta por las aceras. Lástima, no sabré el resto. Tendrás que averiguarlo, saber tu nombre, tu historia, mirar tu tiempo de llegada… Para consolarme, vuelvo a mi idea inicial, ver el París de los Juegos Olímpicos. Pero una vez frente al efímero estadio de voleibol playa, en el Campo de Marte, escucho a lo lejos el ruido que acompaña a “Lhamo”. » Sin darme cuenta, lo soy. Él se acerca, acelero. Veo que los motociclistas y el camión la siguen, me deslizo hacia la acera. Cuando por fin la veo, allá al final, de repente me oigo decir en voz alta: “ ay ella camina… »