Cuatro fuentes familiarizadas con el asunto dijeron a Reuters que las bóvedas del Banco Central de Siria todavía contienen alrededor de 26 toneladas de oro, el mismo nivel que en 2011, al comienzo de la guerra civil. Esta situación no ha cambiado, incluso después del derrocamiento del ex Presidente Bashar al-Assad.
Sin embargo, las mismas fuentes precisaron que Damasco se enfrenta a una escasez crítica de reservas de divisas, lo que limita considerablemente su capacidad de sostener la economía nacional, ya debilitada por más de una década de conflicto.
La estabilidad de las reservas de oro contrasta con el deterioro general de los indicadores económicos sirios, incluido el colapso de la moneda local y una inflación galopante. Según los analistas, estas 26 toneladas de oro representan uno de los pocos activos estratégicos que aún dispone el régimen sirio, aunque su movilización sigue siendo complicada debido a las sanciones internacionales.