Los primeros homenajes a las víctimas del quíntuple asesinato en el Norte tuvieron lugar este lunes por la tarde en Dunkerque. Si el sospechoso, todavía bajo custodia policial este martes por la mañana, no explicó sus acciones en relación con la muerte de dos inmigrantes, trabajó para su primera víctima antes de atacar a dos empleados de otra empresa.
La pista de la venganza profesional se ve favorecida tras el quíntuple asesinato del sábado en el norte, cerca de Dunkerque. El sospechoso de 22 años había trabajado para su primera víctima y en la empresa donde trabajaron las dos siguientes.
El tirador todavía se encuentra bajo custodia policial este martes por la mañana. Admitió espontáneamente los hechos. Sin embargo, todavía no hay explicación para el asesinato de dos migrantes cerca de un campamento.
La familia del presunto tirador vive en Ghyvelde, un pequeño pueblo cerca de la frontera belga. El sospechoso también acudió a la gendarmería de esta ciudad el sábado por la tarde.
El shock es el sentimiento que más surge entre los vecinos del asesino. Entre ellos, Johan, de 25 años, que vive en una de las casas de enfrente.
“Cuando vimos llegar a los gendarmes nos preguntamos qué estaba pasando porque nunca pasa nada, pero aquí no pasa mucho. Por eso es impactante”, afirma.
Un joven retraído
Los dos jóvenes tienen sólo tres años de diferencia. Johan ha sido vecino del sospechoso, Paul D., desde la infancia. Siempre lo conoció como una persona de apariencia normal, pero muy distante. “Él nunca salía, mientras que nosotros salíamos todo el tiempo. Realmente no lo vimos. Creo que estaba solo, retraído. Nunca vi a nadie entrar a su casa”, añade.
Al igual que su hijo, los padres del sospechoso se presentan como discretos. Otro vecino, que los saludaba todos los días, describe una familia sin historia.
“No hay problema, simplemente. Servicial, amable, discreta y respetuosa. No los escuchamos. Cuando puedes preguntar, te ayudan. No entendí y estoy en shock. No lo esperamos”, asegura.
Tal discreción que, salvo algunos vecinos, nadie parece conocer a la familia, ni siquiera los más mayores del barrio.
Guillemette Franquet con Guillaume Descours