¿Quién lo habría dicho, quién lo habría creído? Si bien el mercado de calderas había caído alrededor de un 40% desde 2021, y el gobierno incluso consideró eliminarlas por completo, las instalaciones de estos equipos aumentaron un 15% este año. Una dinámica inesperada que sorprendió a los fabricantes. “De hecho, este año estamos viendo un aumento de dos dígitos en la demanda de nuestras calderas. En definitiva, serán populares entre los franceses en 2024 por dos razones principales: un precio del gas que ha vuelto a ser razonable y la elección de una solución menos costosa para sustituir su sistema de calefacción”, explica Benoît Garrigues, director de la marca Vaillant (un grupo especializado en tecnologías de calefacción, ventilación y aire acondicionado).
Después de alcanzar un máximo de 342 euros el MGWh en agosto de 2022, el precio del gas se sitúa hoy en 46,81 euros… Suficiente para convencer a quienes tenían una vieja caldera de gas de instalar una nueva, si es posible de THPE (muy alto rendimiento energético) que permita para ahorrar entre un 20% y un 30% de energía. A esto hay que sumar los cambios permanentes en las reglas del sistema MaPrimeRenov’, que finalmente han aumentado el coste de compra e instalación de bombas de calor.
Una bomba de calor aire-agua (la más eficiente) cuesta entre 12.000 y 18.000 euros frente a los 4.000 euros de una caldera de gas. Recordamos la ambición del gobierno del Borne de producir un millón de bombas de calor en suelo francés de aquí a 2027. El país debería haber fabricado dolorosamente 170.000 antes de fin de año… La demanda no está ahí. Cualquier parecido con lo que está sucediendo con los coches eléctricos europeos no es coincidencia. “Estamos convencidos de que la caldera no ha dicho su última palabra en materia de descarbonización. Estará ahí para apoyar el desarrollo del gas verde”, concluye Benoît Garrigues.
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