El 10 de diciembre de 2024, en un pueblo del centro de Bretaña, en las Costas de Armor (por seguridad de los actores, no daremos el nombre), una mujer y su hija discapacitada vivieron una velada aterradora. Amenazados por cuatro alcohólicos, entre ellos el ex compañero de la mujer, tuvieron que atrincherarse en su casa para escapar de un posible ataque, esperando 1h30 la llegada de… 2 gendarmes. Este incidente pone de relieve las alarmantes fallas del sistema de seguridad en las zonas rurales y plantea interrogantes sobre la gestión de la violencia doméstica, aunque ha sido anunciado como una prioridad nacional.
Una amenaza inmediata, una respuesta retrasada
Eran las 19.16 horas cuando se dio la alerta. Un vecino, que presenció los hechos, llamó a la gendarmería para denunciar la crítica situación: cuatro hombres rodearon la casa, uno de ellos incluso había entrado en el jardín. La mujer y su hija, aterradas, permanecen atrincheradas, evitando por poco un enfrentamiento físico a pesar de que están claramente amenazadas.
Pero en lugar de llegar a la brigada local, la llamada fue redirigida a Saint-Brieuc, a casi 55 minutos del lugar del incidente. Pasan los minutos. Segunda llamada, luego tercera. Los agresores terminaron abandonando el lugar en un automóvil y a toda prisa, y un vecino llamó por cuarta vez a Gendarmería Nacional. Sólo después de una quinta llamada y un retraso de hora y media, dos agentes de policía…. desde Pontrieux, situada a unos 50 minutos en coche desde el domicilio de la víctima, lleguen al lugar.
La llegada de la policía poco tranquiliza. ¿Su consejo? Quédate atrincherado por la noche y acude al día siguiente a la brigada local a presentar una denuncia, ya que por la noche está cerrada. Esta recomendación dejó a la víctima y a sus vecinos con un profundo sentimiento de abandono. Al mismo tiempo, el incidente pone de relieve un sistema de gendarmería departamental compartido, donde el personal está distribuido en grandes áreas geográficas, lo que hace ilusoria cualquier intervención rápida.. Esa tarde, parte de las fuerzas se movilizaron para el partido Guingamp-PSV Eindhoven, dejando otros sectores desprovistos de TODA protección.
Impotencia jurídica ante la amenaza
Ante esta situación, un tirador deportivo vecino hizo a la policía una pregunta muy significativa: si hubiera usado su arma de fuego para defender a la víctima de estos individuos alcohólicos y amenazantes, ¿lo habrían procesado? La respuesta de las autoridades es inequívoca: tal acto se habría considerado fuera de la ley, exponiendo al tirador a un proceso legal. Una respuesta que plantea interrogantes sobre los medios que tienen los ciudadanos para defenderse en situaciones en las que la policía tarda un tiempo considerable en intervenir.
Este incidente ilustra un problema recurrente en las zonas rurales: la lentitud de las intervenciones de la gendarmería, exacerbada por la falta de personal de las brigadas locales y por prioridades a menudo desconectadas de las realidades locales. En 1h30 podría haber ocurrido una tragedia: violencia física, incluso asesinato. Sin embargo, esta situación crítica no pareció movilizar los recursos necesarios.
La violencia doméstica, declarada periódicamente una prioridad por las autoridades, lucha por ser tratada con la urgencia que merece. Para los ciudadanos, la situación es amarga: la seguridad ya no está garantizada y cualquier intento de autodefensa es duramente castigado.
Si bien los residentes rurales se sienten cada vez más aislados ante las amenazas inmediatas, este incidente pone de relieve la urgencia de reformar el sistema de gendarmería en las zonas rurales. La unión de fuerzas, lejos de resolver los problemas, parece empeorar los tiempos de respuesta, poniendo en peligro vidas.
La pregunta es simple: ¿Cuánto tiempo más tendrán que vivir con miedo los habitantes de estas zonas, por falta de un sistema capaz de responder eficazmente a sus llamadas de auxilio? Cuando el Estado ya no garantiza la seguridad de los ciudadanos, se rompe el contrato que les une a él y recuperan su total libertad.
Ilustración : RD
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