El frágil alto el fuego entre Israel y Hezbollah, que comenzó el 27 de noviembre, ha provocado un intenso debate sobre quién merece el crédito por negociar el acuerdo. El equipo del presidente electo Donald Trump se atribuyó la responsabilidad y atribuyó el suceso a su liderazgo y a su victoria electoral. Sin embargo, los críticos argumentan que la administración Biden y otros factores fueron los principales catalizadores del acuerdo.
El equipo de Trump canta la victoria
El representante de Florida Mike Waltz, asesor de seguridad nacional designado por Trump, atribuyó a la aplastante victoria de Trump en las elecciones la preparación del escenario. “Todos se están sentando a la mesa gracias al presidente Trump”, escribió Waltz en X. Añadió que la victoria de Trump envió “un mensaje claro al resto del mundo de que no se tolerará el caos”.
Trump prometió durante su campaña dar prioridad a la resolución de los conflictos en Medio Oriente, incluidas las tensiones de larga data entre Israel, Palestina y el Líbano. En julio, según se informa, Trump instó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a concluir las operaciones militares en Gaza antes de su toma de posesión.
La administración de Biden es citada como actor clave
Contrariamente a lo que afirma el equipo de Trump, analistas y funcionarios señalan la participación directa de la administración Biden en la negociación del alto el fuego. Según se informa, el enviado estadounidense de alto rango, Amos Hochstein, desempeñó un papel fundamental, sirviendo de intermediario entre funcionarios israelíes y libaneses para finalizar los términos.
“Los principales actores fueron Estados Unidos y Francia, y el presidente Biden desempeñó un papel clave”, dijo Alon Ben-Meir, profesor jubilado de relaciones internacionales en la Universidad de Nueva York. Señaló que la administración Biden mantenía informado al equipo de Trump, como es habitual durante las transiciones presidenciales.
Los cálculos estratégicos de Netanyahu
Algunos expertos sostienen que los cálculos políticos y militares del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, fueron fundamentales para el alto el fuego. Michael Desch, profesor del Centro para la Seguridad Internacional de Notre Dame, dijo que Netanyahu probablemente reconoció que una derrota completa de Hezbolá no era realista.
“Al firmar este acuerdo, alivia algo de presión sobre Israel y gana tiempo hasta que la administración Trump asuma el cargo”, dijo Desch.
Una narrativa dividida
El debate crediticio refleja tensiones más amplias en torno al regreso de Trump al poder. Richard K. Betts, profesor de la Universidad de Columbia, especuló que Trump podría haber preferido que el alto el fuego tuviera lugar después de su toma de posesión para reclamar todo el crédito. Sin embargo, el momento aún podría beneficiar a su administración si ayuda a Israel a reorientar sus esfuerzos para alcanzar un acuerdo de alto el fuego en Gaza.
Alto el fuego bajo tensión
A pesar de su importancia, el alto el fuego ya ha enfrentado violaciones, y Israel y Hezbollah se acusan mutuamente de fallas. El presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, afirmó que Israel había cometido 54 violaciones, mientras que funcionarios israelíes informaron de ataques de Hezbolá en la zona fronteriza.
Si bien el alto el fuego es tenue, la cuestión de quién negoció el acuerdo sigue siendo controvertida. Ya sea la influencia de Trump, la diplomacia de Biden o la estrategia de Netanyahu, el acuerdo subraya las complejidades de los esfuerzos de paz en Medio Oriente y las narrativas competitivas que los rodean.