La rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China comenzó en 2019 cuando la administración Trump metido Huawei en la lista negra, negando al gigante chino el acceso a tecnologías estadounidenses esenciales. La medida marcó el inicio de una cascada de restricciones, lo que obligó a China a acelerar su búsqueda de independencia tecnológica. Desde entonces, el país ha invertido mucho en su propia industria de semiconductores, buscando desarrollar alternativas a las tecnologías occidentales. A pesar de estos esfuerzos y avances notables, China sigue dependiendo de equipos y conocimientos extranjeros para sus componentes más avanzados.
Una nueva ofensiva estadounidense con repercusiones calculadas
El 2 de diciembre, Washington dio a conocer su tercera ola de restricciones dirigidas a la industria de semiconductores de China. Estas medidas se dirigen específicamente a equipos de fabricación, software de diseño y memorias de gran ancho de banda, componentes cruciales para el desarrollo de la inteligencia artificial. Esta estrategia estadounidense tiene como objetivo debilitar la capacidad de China para progresar en tecnologías de vanguardia, particularmente en el campo de la IA, donde la competencia internacional es feroz.
La respuesta china se está organizando
Ante esta ofensiva, la reacción china se basa en dos frentes. Las principales asociaciones industriales de China, incluidas la Sociedad de Internet de China y la Asociación de Semiconductores de Chinalanzó un llamamiento coordinado a sus miembros para que dejen de comprar a proveedores estadounidenses. Esta directiva podría afectar significativamente a los ingresos de gigantes como NVIDIA, Qualcomm e Intelpara quienes el mercado chino representa una parte sustancial de su facturación.
Una batalla con múltiples dimensiones estratégicas
Las empresas chinas muestran una aparente confianza ante estas nuevas restricciones. Según el banco valores cíticos, el impacto inmediato debería seguir siendo limitado gracias a una meticulosa anticipación del endurecimiento de las sanciones. Según se informa, las empresas chinas han acumulado grandes existencias de equipos de proveedores como ASML y Lam Investigación antes de que las restricciones entren en vigor.
Esta estrategia de anticipación demuestra una cuidadosa preparación ante las crecientes tensiones con ESTADOS UNIDOS. Además, a los fabricantes chinos les gusta Tecnología Naura minimizar el impacto de las sanciones en sus actividades, al tiempo que aceleran la reubicación de sus cadenas de suministro en el territorio nacional. Esta reorganización industrial podría remodelar permanentemente el panorama global de los semiconductores, creando nuevos equilibrios y oportunidades sin precedentes para los actores emergentes del sector.
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