El indestructible, el inmortal Bernard Kouchner fue invitado por Darius Rochebin a LCI, el 24 de noviembre. Se sintió especialmente animado a comentar las declaraciones de Jean-Noël Barrot, ministro de Asuntos Exteriores de Michel Barnier (¿ven quién es?), realizadas en la BBC el 22 de noviembre. La noción de “ ausencia de líneas rojas » desarrollado por el ministro, que va de la mano con el de “ambigüedad estratégica”le parecía extraño. Para Bernard Kouchner, que fue ministro de Asuntos Exteriores y que fue llevado al límite por Rochebin, debemos ser más claros y hacer más. Hay que decir “ A por ello “. « ¿Pero lo haremos? » pregunta en voz alta Bernard Kouchner. Hacer más… pero no solos: primero necesitamos una Europa unida para poder decidir claramente sobre una intervención “posible” -pero que claramente sentimos que le parece eminentemente deseable. Según él, esta observación se refiere –y en este caso no se equivoca– al comportamiento infantil de los europeos hacia Estados Unidos, del que esperan, con la toma de posesión de Trump, una paz rápida y duradera. Para él, la cuestión debería debatirse en la Asamblea Nacional.
Empecemos de nuevo: Kouchner está a favor de una Francia fuerte en una Europa fuerte y aboga por el envío de tropas terrestres. Bien. Francia ha dejado de ser fuerte desde hace bastante tiempo y Europa no ha terminado de luchar con cuestiones normativas o comerciales (entre las que el tratado Mercosur, por el momento, no es la menor). Estados Unidos, a la espera de concretar uno de estos “acuerdos” de los que Donald Trump dice tener el secreto, ha autorizado a Ucrania a atacar suelo ruso con misiles de largo alcance. Por tanto, no todo es excesivamente sencillo. Bernard Kouchner no le ignora. Más bien debemos volver a su primera respuesta, dada a Darius Rochebin: debemos alejarnos de la ambigüedad (aquella de la que sólo escapamos a nuestra costa, como dijo el cardenal de Retz…) y decir claramente que sí, Francia tiene rojo líneas, y que enviará gente al campo si esto continúa.
Más preocupados por el destino de las poblaciones africanas…
Eso es hablar. Bernard Kouchner parece más preocupado por el destino de las poblaciones africanas que por el de los soldados franceses. Es un poco fácil gritar “¡Adelante!” » desde el balcón de un edificio Haussmann. Es más fácil –más meritorio también– gritar “¡Sígueme!” “. Bernard Kouchner ha visitado numerosos escenarios de guerra. Él conoce el trabajo. Su edad canónica lo convertiría en una figura patriarcal de esta nueva cruzada por el Bien, una especie de nuevo Pedro el Ermitaño que grita “Deus Vult” frente a una multitud galvanizada. Ermitaño Bernard, por así decirlo.
¡Así que haz las maletas, Bernard! “Coge tu bolso y ven a saltar”, como dicen los paracaidistas! No hay nada mejor que la virtud del ejemplo cuando pretendemos dar lecciones, como nos recuerda con picardía Régis Le Sommier sobre tomar nada menos que eso como excusa moral para una masacre gratuita. Sería incluso bastante inteligente. Y de gramática nuclear hablaremos otro día. Porque en ese caso, si superamos la ambigüedad, será en detrimento de la humanidad.
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