Varios de los ocho hijos de la pareja también fueron víctimas de palizas y tratos degradantes.
El intento de asesinato tuvo lugar el 29 de enero en Verviers. El día del incidente, el acusado apuñaló a la víctima cuando ella se negó a permitirle registrar su teléfono inteligente. Si el acusado negaba cualquier intención de matar a la víctima, el tribunal consideró que se había probado la tentativa de asesinato, especialmente teniendo en cuenta la localización de las heridas y su profundidad.
Durante la audiencia anterior, el abogado que representó a los niños denunció golpes, escupitajos e insultos por parte del padre. En sus declaraciones, una de las jóvenes también indicó que junto a su madre fueron objeto de golpizas pero también amenazas de muerte.
Si bien el fiscal pidió siete años de prisión, el tribunal lo condenó a cinco años de prisión con libertad condicional por la mitad de la pena.
Ante la situación administrativa del imputado, el tribunal ordenó su arresto y por tanto su continuación en prisión.
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