El Rey encargó ayer al Gobierno federal la gestión de los asuntos de actualidad. Inició sus consultas con miras a la formación de un nuevo gobierno. En concreto, el gobierno dimisionario tendrá que seguir gestionando ciertos asuntos hasta el nombramiento del próximo gobierno. ¿Qué implica esto?
En concreto, hay tres tipos de actualidad:
1) gestión diaria (pagar a los funcionarios, garantizar un presupuesto mínimo (por las doceavas partes provisionales: no gastamos cada mes más de una doceava parte del gasto total del año pasado)
2) asuntos de actualidad (iniciados antes de la disolución del parlamento y la dimisión del gobierno)
3) asuntos urgentes, que, de no ser tratados con prontitud, podrían perjudicar al Estado o contravenir el derecho internacional. Ejemplos: firmar un tratado europeo, asumir la presidencia del Consejo de la Unión Europea o incluso decidir la participación de Bélgica en una coalición internacional interviniendo militarmente en el extranjero. En estos casos, en particular, la necesidad es ley. Una pandemia también es un asunto urgente.
Las explicaciones de Marc Verdussen, profesor de derecho constitucional en la UCLouvain:
Sin base legal
No existe ninguna norma escrita que limite los poderes del Gobierno Federal durante el período de actualidad. De hecho, el Consejo de Estado señala que no surge de la Constitución ni de ninguna otra disposición legal. Se trata de una costumbre constitucional vinculada a los principios de continuidad del servicio público y responsabilidad ministerial en un sistema parlamentario.
Un papel limitado
Ya no se trata de tomar decisiones o acciones que comprometan de manera sostenible al Estado, porque estas tareas ahora corresponden al próximo gobierno.
Establecer una línea política sólo corresponde a un gobierno de pleno derecho. Pero debemos evitar cualquier vacante en el poder gubernamental que pueda ir en detrimento del normal funcionamiento del Estado y de las relaciones internacionales (por ejemplo, por la falta de aplicación de una directiva europea).
Por eso, a la espera de que su sucesor asuma el poder, todo gobierno saliente es responsable de llevar a cabo los asuntos corrientes, es decir, de asegurar las funciones gubernamentales cuya continuidad parece esencial.
A veces se utiliza el término negocio prudente, pero no tiene una definición clara. A veces es sinónimo de actualidad, a veces es más amplio o más restringido. En resumen, una noción que en los hechos es inutilizable.
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