Las empresas de petróleo y gas siguen invirtiendo fuertemente en la exploración de nuevos recursos fósiles. Según un informe de la ONG Urgewald publicado al margen de la COP29 en Bakú (Azerbaiyán), el sector gastó una media de 61.100 millones de dólares al año en esta actividad entre 2022 y 2024. Estas cifras contrastan marcadamente con los compromisos financieros de los países desarrollados para ayudar a las personas vulnerables. las naciones hacen frente a los impactos del cambio climático.
El estudio se basa en datos recopilados de 1.769 empresas, que representan el 95% de la producción mundial de hidrocarburos. Estas inversiones forman parte de un récord histórico en 2023, con 55.500 millones de barriles de petróleo equivalente producidos. La firma Rystad Energy, especializada en análisis sectorial, confirmó niveles récord, estimando una producción de 60.800 millones de barriles ese mismo año.
Compromisos medioambientales insuficientes
El informe compara las sumas invertidas en la exploración de hidrocarburos y las promesas financieras de los países ricos para el fondo “Pérdidas y Daños”, creado durante la COP28 en Dubai. Este fondo, destinado a apoyar a los países más afectados por los desastres climáticos, solo ha recibido 702 millones de dólares en promesas, cantidades muy lejos de las necesarias.
Tinaye Mabara, de la coalición Agape Earth, destaca la urgencia de revertir esta dinámica: “Los líderes mundiales deben hacer que los contaminadores paguen y dirigir ese dinero hacia una transición justa para todos. » Este mensaje resuena particularmente porque 2023 fue el año más caluroso registrado, amplificando los efectos de las inundaciones y los huracanes relacionados con el calentamiento global.
Presión creciente sobre la industria
Según Urgewald, 578 de las mayores empresas del sector, entre ellas Saudi Aramco, Qatar Energy, ExxonMobil, Petrobras y TotalEnergies, planean explotar 239,3 mil millones de barriles adicionales de petróleo equivalente en los próximos siete años. Estos proyectos podrían socavar los objetivos climáticos globales y empeorar los impactos ambientales.
La ONG pide medidas urgentes para frenar esta expansión, en particular mediante políticas fiscales y regulatorias restrictivas. La COP29 podría desempeñar un papel decisivo en el establecimiento de un marco internacional para dirigir esta financiación hacia soluciones sostenibles y equitativas.
Mientras continúan las discusiones en Bakú, los tomadores de decisiones globales tendrán que decidir entre la búsqueda de una economía basada en combustibles fósiles y el imperativo de una transición energética justa e inclusiva.