Informe: Día 5 – 33º Festival de Cine de Sarlat

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En Sarlat no hay jurado de grandes estrellas. Las estrellas están delante y detrás de la cámara de las películas seleccionadas, y los asistentes al festival, el público en general y los estudiantes de secundaria brillan como votantes. Acaban de votar por un primer largometraje: rabia por Mareike Engelhardt, que se marcha con tres salamandras oro: Premio del Público, Premio del Jurado Juvenil y Premio de Interpretación para Megan Northam. Los estudiantes de secundaria premian colectivamente el segundo largometraje de Aude Léa Rapin, Planeta By Benjamin Voisin es honrado por su encarnación en Jugar con fuego de delfina y Muriel Coulin. El único jurado compuesto por pros del oficio, el del cortometraje, coronado robespierre de Pierre Menahem, y ofrece una mención a Montsouris por Guil Saddle.

Quedarse o irse parece una cuestión profunda, dada la selección oficial de este año. Quedarnos donde estamos, donde nacimos, donde crecimos, donde el destino parece condenarnos a permanecer, es obra de los jóvenes protagonistas del Grand Est de Sus hijos tras ellos de Ludovic y Zoran Boukherma y de Jugar con fuego. Un joven que lucha contra el determinismo social y que encuentra en la ira y la violencia una forma de vida, aunque sea temporal, para contrarrestar otra crueldad, la de los mandatos y órdenes de permanecer en su propia casilla, en plena división con los demás. Un gesto que cuestiona precisamente el colectivo, el que reunió a generaciones anteriores, padres trabajadores, una vez unidos en un mismo movimiento social. Hoy, la grieta aísla y se opone, y produce lo nauseabundo. La resiliencia a veces llena vacíos crueles (Sus hijos tras ellos), pero a veces no (Jugar con fuego).

Otros optan por irse. El hermano menor de Jugar con fuego (Louis/Stefan Crepon) estudiará en París y se acercará a una élite, para gran consternación de su mayor (Félix/Benjamin Voisin), que sigue estancado en el redil. En un movimiento inverso, la heroína de hola asilo de y con Judith DavisJeanne, deja temporalmente la gran ciudad para ir al campo, donde descubre un estilo de vida bobo cercano a la naturaleza y un mundo alternativo que intenta contrarrestar el capitalismo salvaje y el liberalismo. Los jóvenes también se sienten a veces tentados por los extremos. El hermano mayor Félix encuentra refugio en la extrema derecha en Jugar con fuegoy Jessica se convierte en Rabia en la película del mismo nombre y en el redil femenino de Daesh en Siria. Dos trayectorias terribles, donde la pérdida de rumbo conduce a lo peor, teñidas de nihilismo y sangre, y aclamadas conjuntamente en los premios por sus vibrantes interpretaciones.

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