Cien muertos, regreso de las lluvias… Lo que sabemos de las devastadoras inundaciones en el sur de Brasil

Cien muertos, regreso de las lluvias… Lo que sabemos de las devastadoras inundaciones en el sur de Brasil
Cien muertos, regreso de las lluvias… Lo que sabemos de las devastadoras inundaciones en el sur de Brasil
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Se suceden escenas de desolación. La cifra de muertos por las inundaciones que azotan el sur de Brasil ascendió este miércoles a 100 fallecidos y sigue siendo provisional. La situación podría empeorar aún más para los residentes del estado de Rio Grande do Sul. Esto es lo que sabemos sobre este desastre.

Se esperan fuertes lluvias

Desde finales de abril, lluvias torrenciales han caído en el sur de Brasil, particularmente en el estado de Rio Grande do Sul, fronterizo con Argentina y Uruguay, provocando el desbordamiento de varios ríos y arroyos. En Porto Alegre, la capital regional, el río Guaiba que atraviesa la ciudad alcanzó hasta 5,30 m, rompiendo el último récord registrado de 4,76 m, en 1941.

El gobernador del estado, Eduardo Leite, declaró el miércoles pasado el estado de emergencia y calificó las inundaciones como “el peor desastre climático” en la historia de la región.

Según el sitio especializado MetSul Meteorologia, la situación podría empeorar aún más en los próximos días debido a las nuevas precipitaciones previstas para finales de semana en el extremo sur del estado, que hasta ahora se ha conservado bastante. Se esperan volúmenes equivalentes a uno o dos meses de precipitación en cuatro días, o más de 100 mm según el Instituto Nacional de Meteorología. En el centro y el norte también se pronostican lluvias.

Un alto peaje

El jueves, Defensa Civil informó de un saldo de 100 muertos, 130 desaparecidos y 374 heridos. Ya es pesado, pero es sólo temporal porque las operaciones de rescate son difíciles debido a las condiciones climáticas. El ayuntamiento de Porto Alegre pidió a los “barcos que participan en operaciones de rescate” que suspendan temporalmente sus actividades debido a vientos superiores a 80 km/h.

Algunas localidades también se encuentran completamente aisladas, rodeadas de agua y de difícil acceso. Los puentes han sido destruidos y las presas corren peligro de derrumbarse. El gobierno estatal ha tomado medidas de emergencia para cinco infraestructuras, dos de las cuales corren el riesgo de “fallar inminentemente”. Una presa ya se rompió parcialmente el pasado jueves, provocando una ola de dos metros en la localidad de Bento Gonçalves.

Además de las pérdidas humanas, hay que lamentar daños materiales muy importantes. En Porto Alegre y en las 400 localidades afectadas por el mal tiempo, más de 163.000 personas se vieron obligadas a huir de sus hogares, a veces robados. Más de 61.000 viviendas resultaron dañadas o destruidas según la Confederación Nacional de Municipios.

Se espera que las pérdidas económicas alcancen niveles récord. Se estiman ya en 6,3 mil millones de reales brasileños (o aproximadamente 1,1 mil millones de euros), según las proyecciones y los daños sufridos por los servicios públicos, escuelas, hospitales y ayuntamientos, se estiman en 351 millones de reales brasileños, o 64 millones de euros. El gobernador Eduardo Leite estimó que se necesitarían 19 mil millones de reales brasileños para reconstruir el estado.

Las consecuencias de este desastre climático también podrían sentirse en todo el país porque esta región agrícola tiene el cuarto PIB más grande del país. En particular, suministra más de dos tercios del arroz que se consume en Brasil. El gobierno federal ya ha anunciado la importación de 200.000 toneladas de arroz para evitar un aumento de los precios y asegurar el suministro.

Crisis sanitaria y donaciones

En las zonas afectadas, la situación sanitaria es preocupante, en particular por el agua estancada en la que a veces flotan residuos. “El agua contaminada puede transmitir enfermedades”, advierte el portavoz de Defensa Civil.

La base militar de Canoas, en las afueras de la capital regional, fue movilizada para el transporte de ayuda y pasajeros, según informó la Fuerza Aérea. Las autoridades están intentando construir un “corredor humanitario” para abastecer a la ciudad donde falta agua potable. Según TV5 Monde, sólo una de las seis plantas de tratamiento de agua sigue funcionando y los centros de alojamiento están abastecidos con camiones cisterna.

El presidente brasileño Lula prometió que a la región no le faltarían “medios” ante el desastre. El gobierno federal se ha comprometido a enviar helicópteros, barcos y cientos de soldados para reforzar las operaciones de ayuda y distribución de alimentos, especialmente en las localidades más aisladas. Unas 15.000 personas están movilizadas. Argentina y Uruguay también aportaron personal y equipo.

El Vaticano anunció el jueves que el Papa había donado alrededor de 100.000 euros, o más de 500.000 reales brasileños, para ayudar a las víctimas de las inundaciones. En su cuenta X (antes Twitter), el jugador brasileño Neymar pidió generosidad. “Este es un momento delicado que atraviesa nuestro Brasil y ayudar nunca está de más”, escribió el brasileño. Cualquiera que sea tu situación financiera, lo que importa es lo que guardas en tu corazón. »

El Niño y el calentamiento global

Aunque aún es pronto para determinar las causas precisas del desastre, podría deberse a la combinación de varios factores. Primero el fenómeno natural de El Niño, que apareció en junio de 2023.

Esta perturbación periódica, caracterizada por temperaturas superficiales más altas de lo normal en el Océano Pacífico ecuatorial, tiene repercusiones en todo el planeta. En América del Sur, esto puede provocar un aumento de la humedad atmosférica y, por tanto, condiciones favorables para condiciones climáticas adversas, explica Libération.

Pero estos episodios se ven intensificados por el calentamiento global que hace que estos eventos sean “siempre más frecuentes y más extremos”, indica José Marengo, jefe de investigaciones del Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Desastres Naturales (Cemaden), citado por la AFP. En septiembre, Rio Grande do Sul fue arrasado por un ciclón que provocó la muerte de 31 residentes.

Estas precipitaciones extremas en el sur de América del Sur han sido predichas por modelos científicos desde hace mucho tiempo, subraya el Observatorio del Clima. A finales de marzo, el estado de Río fue azotado por una violenta tormenta y lluvias torrenciales que provocaron la muerte de al menos veinte personas. En febrero de 2023, 180 personas murieron y otras 150 en noviembre durante inundaciones similares.

Los expertos lamentan la falta de previsión ante estas catástrofes, cuyos efectos mortales podrían mitigarse, en particular, impidiendo las construcciones en las zonas de riesgo. El año pasado, Brasil fue escenario de 1.161 desastres de diversa naturaleza y magnitud. Un récord desde que comenzaron los registros en 2011.

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