Taiwán y Bélgica, gemelos históricos que enfrentan extremos

Taiwán y Bélgica, gemelos históricos que enfrentan extremos
Taiwán y Bélgica, gemelos históricos que enfrentan extremos
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Mientras que en Bruselas el PTB participó en la votación para reformar el decreto paisajístico como si fuera miembro de la mayoría, al otro lado del mundo, en Taipei, cuatro historiadores belgas caminaban a la sombra del palacio presidencial. Durante una conferencia organizada con la Universidad Nacional Chengchi (NCCU), la delegación encabezada por Laurence Van Ypersele de la UCL destacó con sus colegas taiwaneses lo que, como belga en Taiwán, entiendo desde hace mucho tiempo: esta es la Bélgica de Asia.

La delegación belga en Taiwán también incluyó a los historiadores Jean-Pascal Gay, Gilles Lecuppre y Paul Servais. Frente a ellos, historiadores taiwaneses presentaron el recorrido de su propio país, entre ellos el profesor Chang Kuo-cheng, quien destacó las diferentes oleadas de ocupación: holandesa (como en Bélgica), china, japonesa, austronesia y, finalmente, A. crisol Único en Asia que se hace eco de nuestros “siglos de esclavitud”. Y al igual que nosotros, Taiwán es presa de mentiras históricas que niegan su existencia: el cliché de que la isla tiene una larga historia china no ha merecido ni un minuto de atención porque está muy alejado de los hechos.

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Pero nuestra existencia –la de Taiwán como la de Bélgica– tiene un significado que debería afectar a los más progresistas. Después de la conferencia, el grupo de historiadores se reunió en la Casa Roja de Ximen, un hito de Taipei inquietantemente similar a las salas St Géry de Bruselas. Un barrio amigable con los homosexuales. El tipo de atmósfera que le gustaría a un votante de partidos que se dicen progresistas, pero ¿saben que votar por el PTB significa trabajar para su exterminio?

Revisionismo histórico

El llamado partido de extrema izquierda es un grupo taiwanófobo sin igual en la Bélgica francófona. Respecto a su homólogo francés, la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, el PTB se ha alineado sistemáticamente con la República Popular China contra Taiwán. Un alineamiento que contradice todos los ideales progresistas que estos partidos dicen apoyar. Y que, por supuesto, incluye el revisionismo histórico.

Durante su visita al Museo de Historia de la ciudad de Tainan, la delegación observó los diversos sustratos históricos de la identidad taiwanesa, así como ser belga es fruto de varios niveles de culturas. Jean-Pascal Gay, que me dijo que el museo es uno de los mejores que ha visitado jamás, señaló que la isla “siguió existiendo mientras absorbía oleadas de influencia”, y se presenta como una encrucijada de Asia de la misma manera que nos hemos convertido en la encrucijada de Europa. Al igual que Bélgica, Taiwán es fruto de una historia múltiple y compleja que dio origen a una sociedad abierta y tolerante.

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También tiene los idiomas Taiwán que usa el mandarín en el norte pero sigue hokkien en el sur, además del uso de idiomas austronesios y la minoría hakka que prevalece en varios centros urbanos de la isla. El profesor Ong Na-ping, del Departamento de Etnología del NCCU, presentó la diversidad de lenguas y culturas austronesias en la isla. Y todo ello sin considerarnos parte de un gran país vecino, como me susurró la señora Van Ypersele: “hablamos francés sin ser franceses, el idioma no es el único elemento de la cultura”.

Mujeres

Sería difícil encontrar dos países tan diferentes como Taiwán y China: por un lado, la República Popular China tiene un liderazgo exclusivamente masculino, de avanzada edad, que reprime la homosexualidad y el transgénero, y llama ahora oficialmente a las mujeres a dedicarse a roles tradicionales. Por otra parte, Taiwán ha elegido dos veces por mayoría absoluta a una mujer como presidenta y luego a otra vicepresidenta, tiene uno de los gabinetes más feminizados de Asia y ha dado a una mujer transgénero –la muy influyente Audrey Tang– el poder estratégico. Portafolio de desarrollo digital.

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Los derechos de las minorías étnicas, lingüísticas o de género, así como los derechos civiles y humanos, no tienen ningún interés para los partidos proclamados de extrema izquierda como el PTB o el LFI si no proporcionan una voz local.

En este contexto, la determinación del PTB y del LFI de apoyar a China contra Taiwán demuestra que los derechos de las minorías étnicas, lingüísticas o de género, así como los derechos civiles y humanos, no interesan a los partidos proclamados de extrema izquierda, si no. No contribuir con ninguna voz local. De ahí la importancia de informar a su electorado potencial, a menudo sincero y altruista, sobre la naturaleza de los partidos que quieren ser sus portavoces. Hay que recordar que Jean-Luc Mélenchon se expresó en términos violentos e insultantes hacia Taiwán, convirtiéndolo en enemigo de los derechos humanos y de la justicia social en la isla y en un apoyo inquebrantable al régimen autoritario y patriarcal que ha jurado su exterminio. Kurt Schumacher, el gran líder histórico de la verdadera izquierda alemana y prisionero político bajo el Tercer Reich, lo habría llamado un “nazi pintado de rojo”. No es de extrañar que, desde el lanzamiento de la campaña para las elecciones europeas en Francia, la maquinaria china de desinformación en línea corra contra Raphaël Glucksmann (que no teme hablar a favor de los uigures o de Taiwán): no debería eclipsan a su principal aliado en la escena política francesa.

Mejor que un país

En el prefacio del libro que coescribí sobre Bélgica, respondí a los chistes del mediocre nacionalista inglés Nigel Farage, quien decía de nuestro país que es un no país: somos mejores que un país. A veces uso la misma respuesta sobre Taiwán.

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No es de extrañar que nuestra existencia esté tan amenazada por los nacionalistas, ya sean morenos o escarlatas.

Pero los historiadores saben la verdad: Bélgica y Taiwán, abigarrados y nacidos de ocupaciones que les dejaron paisajes ricos, liberados y tolerantes, no son accidentes históricos. Somos mejores que países, somos espacios de libertad. No es de extrañar que nuestra existencia esté tan amenazada por los nacionalistas, ya sean morenos o escarlatas. Tendremos que recordar las actitudes de nuestros candidatos hacia Taiwán cuando voten, quizás esto sea un reflejo justo de sus verdaderos valores.

⇒ (1) Autor, entre otros, de novelas como “Revolution Motel” y “Max”

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