Era un lunes por la mañana de marzo. Al abrir las puertas del estadio Rey Balduino de Bruselas, vemos a lo lejos, en la pista de atletismo, a dos apasionadas de la disciplina deportiva: la atleta belga Olivia Borlée y Amandine, una niña de 13 años que padece leucemia. . hace del deporte uno de sus puntos fuertes. Cuando se levantó por la mañana, no esperaba ver a uno de sus ídolos unas horas más tarde. Fue una verdadera sorpresa organizada en el marco de Télévie. Un reportaje que se emitirá este sábado durante el Gran Noche de Clausura en RTL-tvi. “Olivia es una de las personas que me hizo querer hacer atletismo.”, explica Amandine con estrellas en los ojos.
Debido a la quimioterapia, la pequeña tuvo que dejar en suspenso por un tiempo su pasión por el atletismo. La pérdida de su musculatura y su bajísima inmunidad no le permitieron volver a la pista. Además, la joven forma parte del 7% al que le surgen una serie de complicaciones. Perdió temporalmente la vista a raíz de un presíndrome, presentó diabetes insípida que le impidió beber durante varios días y sufrió una trombosis de los senos nasales que le provocó convulsiones.
Sin embargo, el amor por el deporte era más fuerte que cualquier otra cosa. “Sólo volví una o dos veces para aclarar mi mente. Todos tuvieron cuidado de ponerse una mascarilla para no transmitirme gérmenes.”, explica Amandine, que pudo volver a entrenar plenamente una vez finalizado su tratamiento principal”. El deporte me salvó la vida. Sube la moral, te permite estar activo pero también desconectar. Cuando corro, olvido que estoy enfermo”.
Después de una larga conversación, de varios consejos intercambiados y de una vuelta en la pista junto al mayor de los hermanos Borlée, Amandine se siente más motivada que nunca. “Mi objetivo es volver a mi nivel anterior y rendir”, concluye la joven cuyo tratamiento final debería finalizar el próximo mes de octubre.
