El telescopio Euclid revela una nueva cosecha de imágenes del cosmos

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(París) La Agencia Espacial Europea (ESA) presentó el jueves la primera colección de imágenes científicas del cosmos tomadas por el telescopio espacial Euclid, que observará dos mil millones de galaxias durante seis años para intentar desentrañar el misterio de la esquiva materia negra.


Publicado a las 7:28 a.m.

Pierre CELERIER

Agencia de Medios de Francia

Después de llegar al espacio el pasado mes de julio, Euclid entregó una primera serie de imágenes “impresionantes” en noviembre, en palabras del director de la ESA, Josef Aschbacher. Esta vez son “científicamente explotables”, explicó el productor de las imágenes y los datos científicos del telescopio, Jean-Charles Cuillandre, astrónomo de la Comisión de Energía Atómica (CEA).

Porque detrás de un puñado de fotografías, realizadas con la participación del astrónomo italiano Giovanni Anselmi, se encuentran los datos de los once millones de fuentes celestes que las pueblan. Permitirán a “astrofísicos de todo el mundo explotar la información”, empezando por los firmantes de los diez artículos científicos vinculados a las imágenes y publicados este jueves.

Se destaca el cúmulo galáctico Abell 2390, ubicado aproximadamente a 2.700 millones de años luz de la Tierra. La imagen de Euclides, resultado de apenas tres horas de observación, captó más de 50.000 galaxias.

En el centro, unos arcos luminosos indican la presencia de materia oscura, de tal masa que desvía la luz de galaxias lejanas. La materia oscura, una categoría hipotética de materia que se cree que constituye una cuarta parte de la energía del Universo, es el objeto último de la búsqueda de Euclides. Al igual que la energía oscura, que explicaría la expansión del Universo.

Precisamente, Abell 2390 revela una pálida luz en el cúmulo galáctico. Proviene de estrellas expulsadas durante los movimientos que animan las galaxias, que acaban “creando una especie de nube que rodea todo el cúmulo”, afirma Cuillandre. Para los astrónomos, esta luz actúa como un “rastro” de materia oscura que mantiene a estas estrellas solitarias en sus redes gravitacionales.

vivero estrella

Con la nebulosa Messier 78, Euclides se sumerge en un vivero de estrellas, donde las nubes moleculares, una mezcla de gas y polvo, “colapsan por su propio peso”. Normalmente, alrededor del 10% de este material se condensa en estrellas jóvenes. Una juventud que las hace “muy activas, con una producción de vientos estelares que harán retroceder las nubes de la nebulosa”, continúa el astrónomo.

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FOTO DE LA NASA, PROPORCIONADA POR LA AGENCIA FRANCE-PRESSE

En la imagen de Euclides, las zonas central y superior muestran la finalización de este proceso con estrellas muy brillantes dentro de las cavidades y sus vientos estelares que “pulieron y hicieron retroceder la nube en retirada”.

En la parte inferior de la nebulosa, por otro lado, “comenzamos a ver cosas que se abren”. […] con cosas brillantes tratando de salir”, estrellas listas para emerger después de una gestación de millones de años.

Euclides puede captar la escena en una sola imagen gracias a su amplio campo de visión. A diferencia del telescopio espacial James Webb -su vecino a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra- que ve más estrecho, pero más lejos.

Demostración con un alejamiento para abarcar la vista de una gran galaxia espiral, NGC 6744, una copia de la nuestra.

Los datos de las imágenes permitirán a los astrónomos contar sus estrellas, pero también mapear su distribución y las nubes de gas donde se forman.

Con Abell 2764, el observador vuela a mil millones de años luz de la Tierra, hacia una vasta extensión negra atravesada por una estrella amarilla. El cúmulo galáctico y su halo de materia oscura se encuentran en la esquina superior derecha. Visto de cerca, revela que “todos interactúan con todos”, con envolturas estelares extendidas y brazos de galaxias acercándose unos a otros.

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FOTO DE LA NASA, PROPORCIONADA POR LA AGENCIA FRANCE-PRESSE

Por último, la imagen del grupo Dorade (ERO), en la constelación del mismo nombre, ilustra esta interacción con dos galaxias elípticas “no muy excitantes visualmente”, ciertamente, pero cuyas relaciones pasadas quedan expuestas en los restos de sus brazos espirales que se rozan.

La foto contiene una sorpresa. Una pequeña galaxia enana redonda, claramente visible de cerca, atravesada por el equivalente a un collar de perlas. “Nunca había visto eso”, admite el astrónomo.

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