En la Serie B italiana, un encuentro entre la Juve Stabia y el Cesena, que podría haber sido inofensivo, tomó un cariz inquietante. El joven defensa Romano Floriani Mussolini, bisnieto del dictador Benito Mussolini, marcó su primer gol profesional. Un momento sorprendente, pero rápidamente eclipsado por las reacciones de algunos seguidores de la Juve Stabia. Desde las gradas, saludos fascistas acompañaron a los cánticos entonando el nombre “Mussolini”, sumergiendo este logro deportivo en la polémica política.
La polémica va en aumento
Romano Floriani Mussolini, que lleva el nombre de su madre, Alessandra Mussolini, en su camiseta, planteó dudas con esta elección, aunque en el pasado había declarado no verse afectado por su herencia familiar. Cedido por la Lazio Roma, un club a menudo asociado con la extrema derecha, el jugador se encuentra hoy en una tormenta mediática. Su madre, exdiputada europea, había intentado desconectar a su hijo de esta pesada herencia, pero esta controvertida celebración reaviva el debate sobre los símbolos y su lugar en el deporte. Un caso que nos recuerda que, a veces, el fútbol va más allá del campo.
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