Ciertas bacterias humanas hacen que la gripe sea más contagiosa

Ciertas bacterias humanas hacen que la gripe sea más contagiosa
Ciertas bacterias humanas hacen que la gripe sea más contagiosa
-

Investigadora Shannon David en el Laboratorio de Virología Ambiental de la EPFL.

EPFL/Alain Herzog

Un estudio de la EPFL proporciona nuevas explicaciones de las complejas relaciones que existen entre virus y bacterias en el cuerpo humano. Toda persona sana porta todo tipo de bacterias, ya sea en la piel, en los intestinos, en la nariz o en la boca. Y cuando contraemos el virus de la gripe, este coexiste con las bacterias alojadas en nuestro tracto respiratorio.

Pero, ¿qué sucede cuando un individuo libera el virus al aire al estornudar, toser o simplemente hablar? La relación del virus con las bacterias fuera del cuerpo ha sido hasta ahora poco estudiada, de ahí el tema de esta investigación realizada en el Laboratorio de Virología Ambiental (LEV), en colaboración con científicos de la Facultad de Medio Ambiente Natural, Arquitectónico y Construido ( ENAC), la ETHZ y la Universidad de Zurich. Sus resultados acaban de publicarse en el Journal of Virology.

Protegen el virus

Ciertas bacterias permiten que los virus se estabilicen y sobrevivan más tiempo en los intestinos. Siguiendo el mismo principio, Shannon David, investigadora del Laboratorio LEV, se preguntó si las bacterias del tracto respiratorio podrían tener la misma función protectora fuera del cuerpo. Y la respuesta es sí.

Para demostrarlo, ella y sus colegas realizaron dos tipos de experimentos de laboratorio. En el primero, los científicos reprodujeron gotas similares a las que se producen al estornudar. Se colocaron sobre una superficie plana y se expusieron al aire interior hasta que se secaron. Algunas gotas contenían sólo el virus de la gripe, mientras que otras estaban mezcladas con algunas bacterias del tracto respiratorio.

Los científicos midieron la carga viral infecciosa de estos dos grupos de gotitas a lo largo del tiempo. Los resultados fueron muy claros: cuando se aisló el virus, desapareció casi por completo (99,9%) al cabo de 30 minutos. Pero acompañado de bacterias, su carga viral infecciosa fue 100 veces mayor después del mismo tiempo de exposición y pudo sobrevivir varias horas más.

Infeccioso todavía una hora después

En el segundo experimento, la carga viral infecciosa se midió en pequeñas partículas transmitidas en el aire como las que se intercambian cuando dos personas hablan entre sí. También en este caso el virus por sí solo dejó de ser infeccioso después de 15 minutos. Pero acompañado de bacterias, estuvo presente durante una hora. Entre las bacterias identificadas en el tracto respiratorio, Estafilococo aureus y steotococos neumonia fueron los que más favorecieron la propagación viral de la influenza.

Sus observaciones microscópicas también proporcionaron una mejor comprensión de cómo la bacteria protege el virus. “La gota que contiene la bacteria tiende a ser más plana. Este fenómeno acelera el proceso de evaporación y conduce a una cristalización más rápida de la sal en la gota, lo que permite que el virus viva más tiempo. Especialmente en ambientes secos, como en invierno, cuando la calefacción está encendida”, explica Shannon David.

Individuos más contagiosos que otros.

“Estos nuevos datos son importantes porque aportan una pieza adicional al rompecabezas de las enfermedades respiratorias. Y para comprender mejor por qué el virus se transmite tan bien de una persona a otra. Hasta ahora se desconocía el papel que desempeñan las bacterias respiratorias fuera del cuerpo”, explica Shannon David. Varias áreas de investigación asociadas se beneficiarán de estos nuevos datos. Por ejemplo, podrían integrarse en los estudios de salud pública.

“Hoy en día, los modelos de simulación que evalúan el riesgo de exposición a una infección en un lugar cerrado aún no tienen en cuenta el papel protector de estas bacterias frente a los virus. Esto significa que probablemente estén subestimando el riesgo de infección”. Este nuevo conocimiento también podría facilitar a los investigadores la identificación de personas que probablemente produzcan una carga viral infecciosa más alta porque transportan más bacterias protectoras en sus vías respiratorias.

-

PREV ¿Cómo podemos ayudar a los niños a comprender su salud, su pubertad y su vida sexual?
NEXT ¿Una nueva amenaza sanitaria que temer en Francia?