En 2017, investigadores del Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos descubrieron que la tinta ingresaba al cuerpo y migraba al sistema linfático en forma de nanopartículas. Hasta el momento no se había establecido ninguna incidencia de este fenómeno. Sin embargo, un estudio sueco ofrece ahora motivos de preocupación.
Investigadores de la Universidad de Lund han encontrado un vínculo entre la popularidad de los tatuajes y el creciente número de linfomas malignos (cánceres del sistema linfático). Entrevistaron a 11.905 personas, 2.938 de las cuales, de entre 20 y 60 años, tenían linfoma. El 21% de ellos tenía al menos un tatuaje, en comparación con el 19% del grupo de control sin linfoma. Los científicos que participaron en el estudio dirigido por Christel Nielsen tuvieron en cuenta el sexo, la edad y el consumo de tabaco o cigarrillos electrónicos. Según Christel Nielsen, “el riesgo de desarrollar linfoma es un 21% mayor en personas con tatuajes”.
Los resultados no establecen un vínculo entre el número o tamaño de los tatuajes y la presencia de linfomas. Por otro lado, el riesgo de desarrollar cáncer parece especialmente alto durante los dos primeros años después de hacerse un tatuaje. “Por el momento desconocemos la causa. Suponemos que los tatuajes, independientemente de su tamaño, provocan una leve inflamación en el cuerpo que, a su vez, es probable que desencadene cáncer. El panorama general es más complejo de lo que inicialmente imaginábamos”, añade Christel Nielsen.
Los autores del estudio coinciden en que se necesitan más estudios para decir definitivamente que los tatuajes aumentan el riesgo de linfoma. Los investigadores enfatizan que su estudio no pretende emitir una contraindicación. Para ellos, se trata simplemente de un procedimiento de seguridad.
