El ex Primer Ministro Gabriel Attal llama a denunciar el acuerdo franco-argelino de 1968, para “fijar los límites y asumir el equilibrio de poder con Argelia”, tras una serie de acontecimientos que envenenaron las relaciones entre ambos países.
En una columna en Le Figaro, denuncia en particular la detención del escritor franco-argelino Boualem Sansal, el despido por parte de Argelia de un influencer argelino expulsado unas horas antes de Francia y “las provocaciones e insultos de los jerarcas del gobierno argelino”. régimen.
El acuerdo de 1968, que confiere un estatuto especial a los argelinos en términos de circulación, residencia y empleo en Francia, “se ha convertido hoy en día en un canal de inmigración por derecho propio, que permite la reagrupación familiar y el asentamiento de personas, sin que éstas tengan que conocer nuestra lengua”. o mostrar su integración”, acusa Gabriel Attal. “Esto hace prácticamente imposible retirar los permisos de residencia a los nacionales argelinos, incluso por razones de orden público”.
Mientras que varios influencers argelinos “predicadores del odio” han sido detenidos en los últimos días en Francia tras haber publicado contenidos en Internet instando a actos violentos, el ex primer ministro cree que cuestionar el acuerdo de 1968 es “una primera emergencia”.
Frente al régimen argelino que “retira todas nuestras manos tendidas y continúa poniendo a prueba a nuestro país”, “ha llegado la hora de la firmeza”, escribe el jefe de Renaissance, denunciando también la detención en Argelia de Boualem Sansal. “No es sólo Boualem Sansal el que es tomado como rehén, es Francia”.
“Francia debe poner límites y asumir el equilibrio de poder”, afirma. “Francia es una gran potencia”, a la que “no intimidamos” y a la que “no provocamos sin consecuencias”.
“Es hora de deshacerse de los juicios de culpa y del alquiler conmemorativo”, añade, considerando que su generación, que “no vivió la Argelia francesa, la guerra de Argelia ni la descolonización”, constituye “una oportunidad histórica para establecer una relación normal y desapasionada”. ”.
Además de cuestionar el acuerdo franco-argelino de 1968, pide “reducir el número de visados concedidos” y “penalizar a los jerarcas que se benefician de nuestra generosidad”, volviendo a otro acuerdo de 2007, que “permite a todos los titulares de pasaportes diplomáticos argelinos para venir y viajar libremente y sin restricciones en Francia.
Por último, “el arma comercial puede ser una herramienta muy útil”, amenaza, deseando debates a nivel europeo para, “si es necesario, aumentar los aranceles aduaneros con Argelia”.
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