Morgane Rivoal, una niña de 13 años de Pabu, está desaparecida desde el 25 de noviembre. Ella nunca llegó a Graces College. Nueve días de estrés, ansiedad, noches de insomnio para algunos, esperando verla reaparecer sana y salva. Tan pronto como fueron informados de la desaparición, la policía tomó medidas importantes.
Y este miércoles 4 de diciembre, a las 9:30 horas, una veintena de personas se reunieron en Bourbriac, en el aparcamiento del colegio Jules-Ferry, respondiendo a la convocatoria lanzada la víspera en las redes sociales por Valérie Thiebaut.
“Hacemos lo que podemos”
“Estamos haciendo lo que podemos para ayudar a esta familia Pabu. Mi hija tiene la edad de Morgane, es el corazón de una madre el que habla hoy. Mis hijos me animaron a hacerlo”, afirma el iniciador de la campaña ciudadana, originario de Plougras.
A diferencia de las búsquedas que se organizaron el viernes 29 de noviembre en Pabu, en presencia de 700 personas, éstas no fueron orquestadas por los gendarmes. Lo que desanimó a Christophe, que venía como vecino de Saint-Gilles-Pligeaux: “Yo, si no hay gendarmes, no iré allí. No sirve de nada.” Prefería dejar que los grupos se marcharan sin él, hacia la maleza y los campos.
Un camino que Valérie, Ophélie la Briacine y otras madres “tocadas por esta historia” y que “decidieron actuar”, siguieron… apoyándose en la intuición de un médium. “Le envié un mensaje y ella me aseguró, confiadamente, que Morgane estaba en un bosque, cerca de un río, en Bourbriac. No puedes inventarlo y, sin embargo, ella vive en Martinica”, argumenta Valérie Thiebaut.
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“Escuchamos todo y cualquier cosa”
Y los participantes justifican su acción porque “están hartos de toda la información falsa que circula en las redes sociales. Llevamos varios días escuchando de todo sobre la familia. La gente sólo habla de eso, aunque no sepa nada. Tenemos que dejar de hablar de toda esta mierda, mientras esta familia atraviesa una tragedia”. Christophe, residente de Saint-Gilles-Pligeaux, está de acuerdo: “Las redes sociales son realmente un desastre. Será mejor que la gente se ocupe de sus propios asuntos”.
Las esperanzas de encontrar a Morgane Rivoal en Bourbriac eran escasas. Las búsquedas fueron en vano, aunque valió la pena intentarlas. “No éramos suficientes para eso”, se lamenta Bruno, que vino de Lannion con sus dos hijos, Giovanni y Norman. “¿La intuición del médium? No nos gusta mucho, pero vinimos de todos modos porque queríamos participar”.
Al tiempo que saluda la iniciativa de esta búsqueda, impulsada por una gran oleada de solidaridad en torno a la desaparición de Morgane Rivoal, el comandante de la compañía de gendarmería de Guingamp, Jean-Baptiste Gautier, precisa: “Una investigación se basa siempre en elementos racionales, no sobrenaturales. La gendarmería no actúa por casualidad, sino basándose en testimonios o informes verificados sobre el terreno. »
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