Acuerdo sobre altos cargos en la cumbre europea, pese al descontento de Giorgia Meloni y Viktor Orban

Acuerdo sobre altos cargos en la cumbre europea, pese al descontento de Giorgia Meloni y Viktor Orban
Acuerdo sobre altos cargos en la cumbre europea, pese al descontento de Giorgia Meloni y Viktor Orban
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Si no ha conseguido cambiar el resultado -ya escrito- de la cumbre europea de este jueves por la tarde, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, puede al menos celebrar una victoria: la de haberse situado en el centro de atención. La competición fue dura, con la presencia del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, que acudió para informar a los Veintisiete sobre el estado de la guerra contra Rusia en su país y firmar un acuerdo de seguridad con la Unión Europea. Pero al denunciar, el jueves por la mañana, sin rodeos, el preacuerdo elaborado sin ella (y confirmado, este jueves por la noche) en el mejores trabajos Los europeos, el jefe del ejecutivo italiano y el partido neofascista Fratelli d’Italia, centraron la atención en ella. Sin embargo, la abrumadora mayoría de los Estados miembros respondió a quienes querían influir en el juego europeo con palabras suaves en lugar de concesiones.

Alrededor de las 23.00 horas, los Estados miembros acordaron volver a nombrar a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión, instalar a la estonia Kaja Kallas como jefa de la diplomacia europea y al portugués Antonio Costa como presidente del Consejo Europeo. La decisión se tomó por un consenso muy amplio, al que el primer ministro italiano y el húngaro, Viktor Orban, fueron los únicos que no se sumaron. En vano, al no tener derecho de veto…

“Es surrealista que los nombres de los principales cargos de la UE se presenten sin siquiera pretender discutir las señales dadas por los votantes”, había enfurecido la señora Meloni el miércoles. Ella se refería a la trato, anunciado la víspera por los negociadores del Partido Popular Europeo (los primeros ministros conservadores griego y polaco, Kyriakos Mitsotakis y Donald Tusk), los socialistas (el español Pedro Sánchez y el canciller alemán Olaf Scholz) y los liberales (el francés presidente Emmanuel Macron y el ministro presidente saliente de los Países Bajos, Mark Rutte). Los seis dirigentes coincidieron en la noticia equipo UvdL-Kallas-Costa europea. De modo que la validación de esta elección en la cumbre europea de este jueves se convirtió casi en una formalidad.

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Si estos nombres circulan desde hace meses, a Giorgia Meloni le hubiera gustado dar su opinión. Por principio. Y ver que este equipo también refleja el éxito de su partido –así como de su familia política de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) y, en general, de fuerzas extremistas– en las elecciones europeas. El primer ministro húngaro, Vikor Orban, se hizo eco de esta petición el jueves. “Los votantes europeos han sido engañados. El PPE ha formado una coalición de mentiras con la izquierda y los liberales. ¡No apoyamos este acuerdo vergonzoso!”él dijo.

Una voz que transmite…

La voz de Giorgia Meloni resuena a nivel europeo, más que la de Orban. Lejos de haber adoptado la estrategia húngara de sabotaje, intentó situarse en el centro de la dinámica europea. No sin éxito: la señora Von der Leyen corteja al italiano desde hace meses, para asegurarse de obtener el apoyo necesario para su nominación en el Parlamento Europeo, prevista para mediados de julio. Mientras que Fratelli d’Italia obtuvo el 28% de los votos en la Bota, Giorgia Meloni también podría afirmar haber salido más fuerte de la votación europea, a diferencia de Emmanuel Macron u Olaf Scholz. Además, Italia sigue siendo un Estado miembro fundador y la tercera potencia demográfica y económica de la Unión.

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Si pero. Giorgia Meloni difícilmente puede olvidar su etiqueta de extrema derecha y su amiguismo con las fuerzas antieuropeas. Además, el ECR puede haber ganado peso en el Parlamento Europeo, pasando de 69 a 83 escaños, pero no está dispuesto ni invitado a constituir la “mayoría von der Leyen” con el PPE, los socialistas y los liberales. “Lo que necesitamos en los próximos cinco años es estabilidad política. […] Estos tres grupos políticos están dispuestos a trabajar juntos en interés de todos los europeos”.declaró el primer ministro belga (liberal) saliente, Alexander De Croo.

El jueves por la tarde, los líderes europeos todavía intentaban animar a los italianos, pero sin ceder demasiado.

Además, si el ECR pensara que podría convertirse en la tercera fuerza del hemiciclo, sus 20 miembros polacos del PiS se verían tentados, según Politico, a cerrar la puerta para formar un grupo con Fidesz, Acción Ciudadana descontenta de Viktor Orban. El checo Andrej Babis y el Partido Demócrata Esloveno de Janez Jansa. Sobre todo, independientemente del peso de la ECR, los estados de ánimo de la señora Meloni o del señor Orban, los nombramientos de mejores trabajos se deciden –a falta de consenso– por mayoría cualificada…

…Pero no demasiado de todos modos

Los demás jefes de Estado y de Gobierno europeos, sin embargo, no han desairado a la italiana, sino más bien han tratado de halagar su ego. “Nadie respeta más que yo al primer ministro Meloni y a Italia. […] No hay Europa sin Italia ni decisión sin la señora Meloni”aseguró Tusk a su llegada. “Los Veintisiete son todos tan importantes como los demás”, añadió el señor Scholz. Lo cierto es que la decisión se habrá acabado tomando sin el consentimiento de Roma.

Prueba de que el núcleo del poder de la Unión sigue en manos de fuerzas proeuropeas. Por el momento. Los Países Bajos están al borde de un gobierno de extrema derecha. Francia está coqueteando peligrosamente con este escenario. Una perspectiva que Viktor Orban describió el jueves, según The Guardian, como un “rayo de sol”…

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