Así, “lo dice Su Majestad el Rey Mohammed VI: el futuro se construye con las manos extendidas, no con los puños cerrados”, prosiguió Bourita, asegurando que para Marruecos “este futuro pasa por África”.
El ministro subrayó que “África, promesa viva para sí misma y para el mundo; África, un crisol de tantas cuestiones: juventud, clima, seguridad alimentaria, migración y diálogo interreligioso” es también una “tierra de soluciones”, con la reserva de la vitalidad de la humanidad y el crecimiento del mundo. A este continente de todas las esperanzas, la Alianza debe llegar más lejos, afirmó, lamentando que África esté infrarrepresentada en el seno de la Alianza, con sólo el 20% de los miembros del Grupo de Amigos, de los cuales apenas el 15% son sub-representados. Saharaui. “Esta inequidad estratégica deja un punto ciego en una perspectiva esencial”, afirmó.
Más que una simple reparación, Marruecos pide construir una verdadera geopolítica de la solidaridad, afirmó Bourita, señalando que la Alianza de Civilizaciones es el foro adecuado, ya que puede forjar consensos éticos, en particular frente a los problemas climáticos, humanitarios, sanitarios y desafíos tecnológicos. Organizada bajo el tema “restablecer la confianza y configurar el futuro”, esta décima edición cuestiona dos décadas de diálogo para movilizarse en torno a un ideal común, a saber, la paz. Sin embargo, según Bourita, “este ideal está resquebrajado por todos lados”.
“Con demasiada frecuencia, la injusticia se extiende y los extremos chocan, con demasiada frecuencia, el terrorismo une al separatismo, con la ilusoria esperanza de prosperar juntos y, con demasiada frecuencia, la guerra agota sin cansarse jamás: en Europa, en África, en Oriente Medio”, lamentó. “Y mientras tanto, el cambio climático desafía el futuro y desprecia a una humanidad que apenas se atreve a luchar contra él”. En esta trágica enumeración, la situación en Gaza y, más ampliamente, en Palestina y el Líbano, encarna estas fracturas para las cuales la Alianza fue creada precisamente para salvar, dijo.
Por ello, la comunidad internacional debe actuar con todas sus fuerzas, con la Alianza a la cabeza, “no como una institución más, sino como una conciencia universal ante un peligro universal”, recomendó el ministro. En 20 años de existencia, la Alianza ha demostrado su valía a través de una serie de reuniones en los cuatro rincones del mundo y en cada etapa, “Marruecos no sólo ha elogiado el diálogo, sino que lo ha encarnado”, subrayó.
Así, recordó el Llamamiento de Jerusalén, lanzado por Su Majestad el Rey Mohammed VI y el Papa Francisco, en marzo de 2019, la Conferencia Parlamentaria sobre el Diálogo Interreligioso, de junio de 2022 en Marrakech, y la Declaración de Fez de noviembre de 2022, que sirvió de centinela contra el extremismo. El ministro recordó también el Plan de Acción de Rabat contra la incitación al odio nacional, racial y religioso, y la proclamación del 18 de junio como “Día internacional de la lucha contra el discurso de odio”, fruto de una iniciativa llevada por Marruecos a la Asamblea General de la ONU.
Bourita concluyó expresando la satisfacción de Marruecos por la inauguración, el 6 de diciembre, de la Cátedra de la Alianza de Civilizaciones en la Universidad Euromed de Fez. “Esta Presidencia ancla de forma sostenible a Marruecos en la Alianza y a la Alianza en Marruecos”.