El Plan Ciclismo, que debía garantizar y desarrollar el ciclismo en Francia, ahora está amenazado, dejando cientos de proyectos congelados.
Elisabeth Borne prometió en 2023 un Plan Ciclismo de dos mil millones de euros hasta 2027. Pero el presupuesto de 2025 revisó drásticamente a la baja estas ambiciones. Y los créditos previstos para 2024, congelados tras la disolución del Parlamento, siguen bloqueados. En el presupuesto del año que viene sólo aparecen 100 millones de euros, insuficientes para lanzar nuevos proyectos.
Proyectos paralizados y comunidades en dificultad
Porque en 2023, cuando Elisabeth Borne presente el Plan Ciclismo, las dos ruedas estarán en auge. El plan es un comienzo para responder a los desafíos ambientales, sanitarios y económicos. Y el desarrollo de infraestructuras, así como el fomento del uso de la bicicleta, es una aplicación concreta de esta respuesta.
Pero el nuevo presupuesto del gobierno de Barnier amenaza esta dinámica. El fin de las ayudas a la compra, en particular de bicicletas eléctricas o de carga, disuadirá a muchos usuarios que estaban dispuestos a cambiar de modo de movilidad. Además, la industria de la bicicleta en Francia emplea nada menos que 50.000 personas y este cambio corre el riesgo de eliminar bastantes puestos de trabajo.
La disolución del parlamento también congeló más de 400 proyectos de desarrollo ciclista. Y sin ayuda estatal, muchos municipios podrían abandonar estos proyectos, empeorando la inseguridad de los ciclistas.
Un revés con múltiples consecuencias
Además de los impactos en la economía, el abandono del Plan Ciclismo plantea la cuestión de la seguridad. El número de ciclistas muertos en las carreteras aumentó un 20% entre 2019 y 2023. Una estadística que demuestra el peligro que los ciclistas dicen sentir en las carreteras francesas. Prueba de ello es el trágico suceso del conductor que atropelló a un joven ciclista de 27 años, Paul Varry, en pleno París. Las organizaciones piden al gobierno que revise su copia para evitar una desconexión total de las comunidades y cumplir con las expectativas europeas en términos de movilidad blanda.
Los debates presupuestarios continúan en el Parlamento. Queda por ver si el ejecutivo tomará medidas para salvar este plan, que podría transformar la movilidad y el medio ambiente en Francia.
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