El Servicio de Seguridad contra Incendios de Montreal (SIM) suspendió el lunes a dos de sus directivos implicados en el cierre de las terrazas del centro de la ciudad durante las festividades del Gran Premio del pasado viernes.
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Los dos empleados son relevados administrativamente de sus funciones, con remuneración, mientras se lleva a cabo una investigación interna.
El lunes por la tarde, hacia las 15h30, en una rueda de prensa, el responsable de desarrollo económico de la ciudad de Montreal, Luc Rabouin, indicó que sólo un empleado había sido suspendido “hasta ahora”.
“Ya hay una suspensión que se ha hecho […] La dirección general, con la información que tiene, decidió que era suficientemente grave como para solicitar una investigación administrativa”, aseguró.
Pero según la información obtenida por nuestra Oficina de Investigación, efectivamente se trata de dos directivos que serán objeto de medidas disciplinarias. Se trata de un jefe de sección y un agente técnico del SIM.
Desacuerdo sobre el castigo
El Café Ferreira, en la calle Peel, es uno de los establecimientos que tuvo que cerrar su terraza abarrotada de clientes a media tarde del viernes.
Según nuestras fuentes, hubo algún desacuerdo en el lugar entre los representantes de SIM.
Varios agentes técnicos creyeron que un simple aviso sería suficiente para que el restaurante pudiera realizar cambios en sus instalaciones en los próximos días o semanas.
De hecho, no advirtieron ningún peligro inminente de incendio, como un aparato de cocina o una llama abierta, en la terraza.
Sin embargo, efectivamente se entregó al Ferreira Café un billete de 1.000 dólares, más gastos administrativos.
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“Post mortem”
El Sr. Rabouin celebró una reunión “post mortem” el lunes temprano con los cuatro restauranteros de Peel Street que recibieron notificaciones de ofensa del SIM.
El asunto sembró polémica durante todo el fin de semana, porque tuvo lugar en pleno Gran Premio, para gran consternación de los establecimientos que cuentan con este gran evento para hacer buenos negocios.
“Estamos preocupados por lo que pasó y cómo pasó”, comentó Rabouin sobre la inspección.
Básicamente, la inspección concluyó que las terrazas no cumplían las normas debido a que las marquesinas estaban demasiado cerca, a menos de tres metros, de los edificios. El SIM, sin embargo, emitió una primera advertencia al respecto el 23 de mayo.
Obligados a retirarlos en un momento de mucha actividad, alrededor de las 21:00 horas, los cuatro restauradores vieron su terraza expuesta a la lluvia, privándolos de ingresos de decenas de miles de dólares.
“Espero que nuestros problemas hagan pensar a la gente del SIM en tener un comportamiento más sociable y comprensivo”, reaccionó ayer Alain Creton, propietario de Chez Alexandre, uno de los restaurantes afectados.
Alain Creton, propietario de Chez Alexandre.
Chantal Poirier / JdeM
– Con la colaboración de Félix Séguin y Jean-Louis Fortin
