La votación sobre la ampliación de las autopistas parece más reñida que nunca. Si la ola verde está en declive, los suizos no parecen muy entusiasmados con un proyecto muy caro y contaminante.
Cualquiera que sea el resultado de la tarde del 24 de noviembre, la campaña para ampliar los seis tramos de la autopista ya depara una gran sorpresa: el hormigón ya no hace soñar tanto a los suizos. El hábil Albert Rösti, ministro de Medio Ambiente y de Carreteras, bien podría estar liderando una campaña sin cuartel para resaltar las necesidades de inversión y defender la expansión, en particular del eje Le Vengeron-Coppet-Nyon, los suizos dudan. Y según los últimos sondeos de la SSR, el no se aprobaría, con un 51%, el próximo domingo, con un voto hostil de las mujeres, que podría ser decisivo.
El proyecto es costoso y, sobre todo, incompatible con los objetivos climáticos, afirma la amplia alianza de organizaciones ecologistas, apoyadas por la izquierda, que lidera la batalla por el no. Mientras que en la COP29 en Bakú las negociaciones se resbalan sobre los fondos que se liberarán para cumplir los acuerdos de París, en Suiza nos destrozamos en trozos de carretera, pero, sin duda, con las imágenes de las recientes catástrofes, en Sierre, Brienz. o Valencia.
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