Sandrine Kiberlain y Daniel Auteuil están en un barco: ¿por qué la comedia La Petite vadrouille te deleitará en el cine? – Noticias de cine

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Undécimo largometraje dirigido por Bruno Podalydès, “La Petite vadrouille” es una comedia dulce y poética, que nos lleva en un divertido crucero. Y he aquí por qué necesitas sumarte.

¿De qué habla?

Justine, su marido y todo su grupo de amigos encuentran una solución para solucionar sus problemas económicos: organizar un falso crucero romántico para Franck, un gran inversor, que intenta seducir a una mujer.

3 buenas razones para ver “La Petite vadrouille”

Si te preocupa que se trate de una comedia que intenta estar a la altura de La Grande vadrouille, ten la seguridad: no hay absolutamente ninguna conexión entre ambas, aparte de saber hacernos reír. Si aún no estás convencido, aquí tienes otras razones.

1 – El dulce cine de Bruno Podalydès

Eslabón perdido entre Alain Chabat y Edouard Baer, ​​tanto físicamente como en la torpeza de sus personajes y su forma de expresarse, Bruno Podalydès es uno de nuestros autores de comedia más singulares. En el sentido correcto del término. Con una manera de mezclar sentido gag y poesía que triunfa desde hace 35 años y el estreno, en 1989, de su primer cortometraje, El último movimiento del verano.

La Petite vadrouille, que se estrenará en nuestras salas el 5 de junio, es su undécimo largometraje en poco menos de tres décadas. Y esta comedia nos confirma que el agua trae buena suerte al actor y director: Liberté Oléron es una de sus películas más divertidas (para el autor de estas líneas, pero no sólo) con su historia de barco; y Como un avión, lanzándose hacia adelante en un kayak, uno de sus más tiernos.


Distribución CGU

Jugando la carta absurda y poética, con un agradable ritmo de crucero, relajándose y yendo a contracorriente de estas comedias a veces demasiado rápidas, La Petite vadrouille no renueva su cine en profundidad.

Pero complacerá a los aficionados al cine de Bruno Podalydès (que encontrarán en la famosa glaviola un objeto esencial de su obra), mientras que otros podrán dejarse llevar por el encanto que lentamente se difunde en esta odisea en la que todos parecen para estar divirtiéndose.

2 – Actores cómplices y leales

El cine de Bruno Podalydès no sería lo que es sin sus actores. Y en particular su hermano Denis, presente en cada largometraje, incluso en un papel muy pequeño como en Wahou!, estrenada el año pasado. Pero no es el único habitual, porque aquí encontramos a Isabelle Candelier, Jean-Noël Brouté, Patrick Ligardes y Florence Muller, rostros recurrentes en su obra.

Que no opera en un circuito cerrado, ya que acoge aquí a dos recién llegados: Dimitri Doré, revelación del escalofriante Bruno Reidal, que cambia completamente de registro con este papel de mousse casi mudo con acentos burlescos; y Daniel Auteuil, que no necesita presentación y que aquí parece pez en el agua ante la cámara del cineasta.

3 – El pequeño teatro de Bruno Podalydès

Amigo y estrecho colaborador de Alain Resnais, a quien ayudó especialmente en Cœurs y Vous n’avez encore rien vu, Bruno Podalydès comparte con el autor de On sais la chanson un marcado gusto por el teatro. Quien ciertamente se expresa de manera menos directa que con su hermano Denis, miembro de la Comédie-Française.

Pero encontramos huellas allí en el grupo de actores y actrices cómplices que reúne de película en película, o incluso en sus adaptaciones de El misterio de la habitación amarilla y El perfume de la dama de negro. Sin olvidarnos de esta pequeña fregona. Lo que recuerda menos a la comedia de Louis de Funès y Bourvil que a una obra de Molière.

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Distribución CGU

Quizás también por la presencia de Daniel Auteuil, que a menudo adaptó al autor en escena, y que encontramos en el papel de este hombre rico al que los otros personajes, más modestos, quieren robar. Con un toque de vodevil que no desvelaremos más que el tráiler, en este pequeño escenario que es el barco que sirve de escenario principal a la historia.

En la que los personajes desempeñan un papel (o incluso varios para algunos) y se disfrazan, permitiendo a esta Mopa mezclar cine y teatro con una delicadeza que contribuye a su encanto. Hasta esta última escena que no hace más que confirmar esta inspiración. ¿Listo para subir a bordo?

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