La 29.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) se inauguró el 11 de noviembre de 2024 en Bakú, Azerbaiyán. Con cerca de 40.000 participantes, entre ellos un centenar de Jefes de Estado, esta conferencia tiene una importancia capital en la lucha contra el calentamiento global. En la agenda: definir un nuevo objetivo de ayuda financiera para apoyar a los países en desarrollo, una cuestión crucial para África, que requiere una financiación sustancial para hacer frente a los efectos de la crisis climática y fortalecer su resiliencia.
Un llamamiento para 1,3 billones de dólares al año para África hasta 2030
Ante un año marcado por temperaturas récord y desastres climáticos recurrentes, los países participantes tendrán que decidir sobre la ayuda financiera a las naciones en desarrollo para los próximos años, hasta 2030. África, fuertemente afectada por el cambio climático pero que emite poco CO₂, requiere la movilización de 1.300 mil millones de dólares al año para cubrir sus crecientes necesidades.
“Este objetivo financiero no debería ser sólo una cifra simbólica, sino una cantidad que refleje verdaderamente las necesidades de los países en desarrollo”, explica Tosi Mpanu Mpanu, negociador de la República Democrática del Congo. Para África, esta ayuda es esencial para respetar el Acuerdo de París y contener el aumento de las temperaturas hasta 1,5°C de aquí a finales de siglo. Esta financiación es necesaria para apoyar la transición a las energías renovables, desarrollar la capacidad de adaptación al clima y reparar los daños causados por desastres climáticos cada vez más frecuentes, como inundaciones y sequías.
Facilitar el acceso a la financiación para los países africanos
Uno de los principales desafíos para África radica en el acceso a la financiación climática, ya que el continente actualmente se beneficia de sólo el 3% de los flujos mundiales de financiación climática, según el Banco Africano de Desarrollo. Los países africanos, a menudo muy endeudados, insisten en que la ayuda adopte principalmente la forma de donaciones y no de préstamos. “Muy a menudo hay financiación disponible, pero las condiciones de acceso son tan estrictas que nos cuesta sacar provecho de ella”, lamenta Tosi Mpanu Mpanu.
Conflictos y tensiones Norte-Sur: un contexto geopolítico complejo
Si las expectativas son altas para esta COP29, el contexto geopolítico internacional sigue siendo tenso. Los conflictos en curso en varias regiones del mundo han socavado la confianza en el sistema multilateral, lo que podría afectar las negociaciones climáticas. Al mismo tiempo, la reelección de Donald Trump en Estados Unidos aumenta la incertidumbre. Trump, un notorio escéptico climático, anteriormente retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París y amenazó con abandonar la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que es la base de la gobernanza climática global. Por tanto, su regreso podría comprometer los compromisos estadounidenses, lo que preocupa a muchos delegados en la COP29.
Promesa incumplida de 100.000 millones de dólares: una fuente de frustración para los países del Sur
Las tensiones entre los países del Norte y del Sur también están alimentadas por una promesa incumplida: en 2009, los países desarrollados se comprometieron a movilizar 100 mil millones de dólares al año entre 2020 y 2025 para ayudar a las naciones en desarrollo a luchar contra el cambio climático. Esta promesa, que hasta ahora no ha sido respetada, ha reforzado la desconfianza de los países del Sur. Como culpables históricos de las emisiones de CO₂, ahora se insta a los países del Norte a que asuman su “deuda climática” y restablezcan la confianza en el multilateralismo, para que el mundo pueda avanzar juntos hacia soluciones climáticas sostenibles.
Moctar FICUU / VivAfrik