El documental “Kaizen”, que recorre la ascensión al Everest del YouTuber Inoxtag, ha despertado un entusiasmo inesperado por el montañismo y la superación de uno mismo. De Chamonix a las redes sociales, el fenómeno va mucho más allá del entorno montañoso.
El invierno se va asentando poco a poco en las cimas de Chamonix. Sin embargo, la afluencia de público sigue siendo numerosa en la Aiguille du Midi. Entre los visitantes francófonos, un nombre sigue surgiendo: Inoxtag.
“Es una fuente de motivación para todos los jóvenes”, confiesa un turista entrevistado por el programa Mise au Point. “Podría incluir a todos”, añade, refiriéndose al documental “Kaizen” que narra la ascensión al Everest de este youtuber de 22 años.
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Un éxito deslumbrante
Emitido gratuitamente en YouTube, “Kaizen” batió todos los récords de audiencia para un vídeo en francés. En apenas 24 horas, la película acumula 15 millones de visualizaciones. Hoy, esta cifra alcanza los 37 millones.
Notamos un aumento en las llamadas de padres que vinieron a preguntar sobre actividades de alta montaña para sus hijos de 15 a 18 años.
El documental cuenta la historia de cómo Inès Benazzouz, alias Inoxtag, pasó de ser una gamer a ser una alpinista experimentada. Una transformación que fascina mucho más allá de los amantes de la montaña.
Un impacto concreto en el suelo.
En Chamonix, el efecto se deja sentir incluso en las oficinas de la prestigiosa Compagnie des Guides. Didier Tiberghien, su director, testimonia: “Hemos observado un aumento de las llamadas de padres que venían a preguntar sobre actividades de alta montaña para sus hijos de 15 a 18 años”.
Ante esta demanda sin precedentes, la institución bicentenaria tuvo que adaptarse. “Hicimos cambios en nuestro sitio web para especificar qué actividades eran accesibles para los menores”, explica Didier Tiberghien.
Más allá del montañismo
Mathis Dumas, el guía que acompañó a Inoxtag hasta la cima del Everest, subraya el mensaje más amplio de la película: “Para nosotros era muy importante inspirar a la gente a encontrar su propio Everest, ya sea deportivo o no”.
Esto me aclaró un poco la cabeza al decirme que tal vez necesitemos dejar más nuestros teléfonos y disfrutar más de lo que tenemos en la vida real.
Este mensaje parece haber resonado mucho más allá de la audiencia habitual de los vídeos de Inoxtag. Christina, una madre de 43 años que vive cerca de Vevey, se ha fijado el objetivo de alcanzar una cumbre de más de 4.000 metros el próximo verano. “Esta película me aseguró que todo era posible”, explica.
Un impacto inesperado en los jóvenes
Paradójicamente, no es tanto la hazaña deportiva que marcó a muchos adolescentes, sino la de abandonar las pantallas durante un largo período. Kiera, de 17 años, que abandonó la escuela, señala: “Me aclaró un poco la cabeza y me dijo que tal vez deberíamos dejar más nuestros teléfonos y disfrutar más de lo que realmente tenemos”.
Para Matteo, de 16 años, que al igual que Kiera participa en un curso de naturaleza de tres días, el reto ahora es reducir su tiempo frente a la pantalla: “Antes pasaba unas 25 horas semanales frente a las pantallas. Ahora se ha reducido a 12 o 13″. horas, creo.”
Un fenómeno que divide
Laetitia Bourquin, organizadora de la estancia en el campo, también ve el fenómeno de forma positiva: “Cuando veo el impacto que tiene en los jóvenes, defiendo la película. Lo que está sucediendo me parece muy bonito”.
Pero aunque el entusiasmo es palpable, algunos siguen siendo escépticos. “La montaña se aprende poco a poco. No se puede hacer en unas pocas semanas con un guía”, se preocupa un habitante de Chamonix.
El futuro dirá si esta locura por superarse a uno mismo y reconectarse con la naturaleza perdurará. Pero una cosa es segura: Inoxtag ha conseguido tocar la fibra sensible de muchos jóvenes, mucho más allá de su comunidad habitual de fans.
Asunto de televisión: Christophe Ungar
Web de adaptación: vkiss