Cuando Katerina Papadimitriou vio que la salud de su madre viuda se deterioraba, pensó en internarla en una residencia privada, pero el coste, estimado en unos 1.300 euros al mes para un establecimiento que ofreciera servicios de calidad, desanimó rápidamente a esta sexagenaria.
Con una pensión de apenas 900 euros al mes, su madre no puede permitírselo. Katerina Papadimitriou, hija única, sólo tiene una pequeña pensión de 800 euros al mes, con la que debe mantenerse en Atenas y ayudar a sus dos hijos. “Al final, contraté a una empleada doméstica, una mujer de un país de Europa del Este que vive con mi madre y la cuida las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esta es la solución más común en Grecia en estos momentos, ya que hay pocas ayudas estatales y residencias públicas para ancianos”.Ella dice.
Katerina explica también que prefirió dejar a su madre en su entorno y no alterar sus hábitos trasladándola a un establecimiento: “Estas estructuras no tienen buena reputación”. En Grecia, sólo el 2,5% de las personas mayores de 80 años viven en residencias de ancianos, En comparación con el 15% en Francia, estima Byron Kotzamanis, profesor de demografía en la Universidad de Tesalia. En el país hay alrededor de 300 estructuras, en su mayoría privadas, lo que sigue siendo muy insuficiente para cubrir las necesidades.
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Familias dispersas
Grecia se enfrenta a una grave crisis demográfica. Es el sexto país con la población más envejecida del mundo: el 23% tiene más de 65 años, según datos de Eurostat. Una cifra que alcanzará el 34% en 2050. Según el último censo de 2021, la población griega ha disminuido un 3,5% desde 2011 (10,4 millones de habitantes) y el número de nacimientos por mujer (1,45) sigue siendo muy insuficiente para la renovación de la población.
Byron Kotzamanis señala que “Hasta ahora eran las familias las que se hacían cargo de los mayores, pero esto no durará porque la sociedad está cambiando”. Además del hecho de que las familias están cada vez más dispersas en el país y que muchos niños se fueron al extranjero durante la crisis económica de la década de 2010, una cuarta parte de las mujeres nacidas en 1985 no han tenido hijos. “Cuando sean mayores, ya no habrá estructura familiar, pero esto aún no lo ha entendido la sociedad ni los dirigentes, que no cuentan con una política pública para apoyar el envejecimiento de la población. Hacia 2040, los resultados serán notorios, con círculos familiares muy restringidos y ancianos muy aislados”, señala el investigador.
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