Reportaje
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Los soldados del ejército karenni encontrados en la selva tropical se han convertido en los ejes de las fuerzas revolucionarias que intentan expulsar al ejército birmano de los asuntos políticos del país, a pesar de la falta de recursos, apoyo y municiones.
El trozo de madera, pintado de azul, fue clavado en una viga de la estructura del tejado, expuesta a los vientos y a los aguaceros del monzón. Sobre él, como para dar un barniz oficial al cuartel, se pintaron apresuradamente dos estrellas amarillas que enmarcan la única inscripción del campamento: “K. Army”, por Karenni Army (KA). Pese a las apariencias, el lugar es un puesto militar del ejército karenni, que se lanzó a la batalla contra los golpistas del general Min Aung Hlaing en el golpe de Estado de 2021. Y con el mismo vigor que el de estas décadas de lucha por la independencia del Estado karenni, esta zona sin salida al mar en el este de Birmania que se extiende a lo largo de la frontera tailandesa.
Enclavado en una cresta boscosa de la selva tropical, el campamento KA es rudimentario. Da testimonio de la discreción del lugar, si no de la falta de medios. Bajo un techo de hojas entrelazadas que gotea, una cabaña sobre pilotes sin puerta ni separación. En la prolongación, una especie de patio de bambú y tablones atados a cuatro troncos, donde un fuego consume un tocón húmedo. Luego, estufas improvisadas, un refugio de madera desprotegido donde un hombre hace guardia frente a dos pistas que se adentran en el bosque. Frente a la luz, un panel solar parece implorar al cielo que
