Entre Francia y Argelia, la historia de una eterna recaída

Entre Francia y Argelia, la historia de una eterna recaída
Entre
      Francia
      y
      Argelia,
      la
      historia
      de
      una
      eterna
      recaída
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Extraña crisis. Todo el mundo sabía lo que se estaba gestando, la tormenta que se avecinaba, pero nadie lo dejó ver. Ni el 13 de junio, en Bari, bajo el sol de Puglia (Italia), durante un intercambio aparentemente cálido entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y su homólogo argelino, Abdelmadjid Tebboune, al margen de la cumbre del G7. Ni en esta celebración del 14 de julio, en Argel, en las alturas de El-Biar, en el jardín de la Villa des Oliviers, la residencia del embajador francés con una vista impresionante de la bahía, donde el dueño del lugar, Stéphane Romatet, elogió ante un grupo de invitados la“proximidad única” y el “Densidad como ninguna otra” de la relación con Argelia. Acompañado por dos ministros y varios altos funcionarios argelinos, el Sr. Romatet añadió que “El destino de nuestros dos países está estrechamente vinculado” Y eso “Nos necesitamos unos a otros” ante las crisis (de seguridad, climática, migratoria) que afectan a la región.

Hasta el último momento se guardaron las apariencias y se mantuvieron las efusiones, mientras se sabía y se planeaba un cambio estratégico francés, inminente y contrario a los intereses de Argelia. El 30 de julio, Macron envió una carta al rey de Marruecos, Mohammed VI, consagrando solemnemente la movilización de Francia a la tesis de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. A los ojos de París, el plan de autonomía marroquí, que data de 2007, se considera ahora “sólo base” de discusión con vistas a una solución política en este territorio en disputa.

Mejor o peor (según el punto de vista), el señor Macron añadió en su carta que la “presente y futuro” de la antigua colonia española –que Rabat tomó en 1975 con gran disgusto de Argel, partidario del movimiento independentista saharaui del Frente Polisario– “son parte de la soberanía marroquí”El cambio de actitud promarroquí es rotundo, aunque Francia sigue invocando las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que prevén la perspectiva, muy teórica, de un referéndum de autodeterminación. Hasta entonces, el plan de autonomía marroquí se consideraba en París como un “una base seria y creíble”pero no más. “Una base” convertirse “la única base” : Un verdadero salto cualitativo.

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El título de caballero francés fue aplaudido de inmediato en Rabat, donde el rey había tratado con frialdad a Emmanuel Macron durante tres años. La relación franco-marroquí podía ahora volver a sus fundamentos, los de una connivencia histórica que se había debilitado con el tiempo, en particular con la desaparición de la generación Chirac. En Argel, estalló la ira. El Quai d'Orsay, que siempre había esperado liberarse del dilema de una “juego de suma cero” En cuanto al Magreb, Francia debe resignarse a que se acerque a Marruecos sin enfriarse con Argelia. La ruptura de las relaciones entre los dos enemigos jurados del norte de África en el verano de 2021, los daños colaterales del fin del alto el fuego en el Sáhara Occidental en noviembre de 2020 y la normalización de las relaciones entre Marruecos e Israel el mes siguiente hacen que los intentos franceses de equilibrar las cosas sean cada vez más precarios.

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