Desde que Irán lanzó más de 300 drones y misiles hacia Israel la noche del 13 al 14 de abril, Benjamin Netanyahu ha permanecido sorprendentemente silencioso. Un comunicado de prensa de cuatro palabras publicado el domingo temprano y un intercambio insustancial con reclutas el martes constituyeron sus únicos compromisos para hablar en público. Semejante moderación no es habitual en un jefe de gobierno que se ha presentado incansablemente, durante dos décadas, como un baluarte contra la amenaza iraní.
Netanyahu convocó una vez más al gabinete de guerra el miércoles para sopesar una posible respuesta. Pero deja hablar en su lugar a dos de sus rivales dentro de este gabinete dividido: el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el general Benny Gantz. Ambos advierten que una respuesta es inevitable, al unísono con el jefe de gabinete, Herzi Halevi. Se están discutiendo varias opciones en la prensa mientras los israelíes esperan el respiro familiar de las vacaciones de Pesaj el 22 de abril. Israel podría atacar una instalación de la Guardia Revolucionaria iraní en Siria o arriesgarse a un ataque más simbólico a un sitio militar en Irán.
También es posible una operación cibernética contra la red eléctrica y energética iraní, a riesgo de revelar las capacidades tecnológicas israelíes. La reanudación de los asesinatos selectivos de oficiales militares en Teherán sería la opción menos inmediata.
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Su relativa discreción decepcionaría a los aliados ultranacionalistas de Netanyahu, aunque siguen consumidos por la guerra en los territorios palestinos. Las encuestas indican que una mayoría de israelíes estaría a favor de una respuesta, siempre que no perjudique las alianzas de seguridad del país.
Coordinación internacional sin precedentes
Entre quienes advierten contra una respuesta irrazonable, el ex Primer Ministro Ehud Olmert teme que el ataque iraní haya proporcionado ” una excusa “ al Sr. Netanyahu para desviar la atención del atolladero de Gaza y prolongar la guerra en otro frente. “Netanyahu necesita alargar los acontecimientos, dejar lo más atrás posible su fracaso del 7 de octubre, para disminuir su impacto en los corazones y las mentes” para permanecer en el poder, cree Olmert.
Washington y los Estados del Golfo están preocupados por esa tentación. Sin embargo, durante el ataque iraní del 13 de abril, Netanyahu parecía una figura comedida frente a los militares. Según múltiples filtraciones en la prensa, se trata de dos generales, elegidos del centro, MM. Gantz y Gadi Eisenkot, que el sábado por la tarde pidieron una respuesta inmediata, fueron rechazadas por Netanyahu, en particular bajo la presión estadounidense.
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