(Estocolmo) El fabricante sueco de baterías eléctricas Northvolt, endeudado, se reunirá el miércoles con sus accionistas para pedirles que aprueben la continuación de su actividad, anunció el martes.
Northvolt, cuya deuda asciende a 5.840 millones de dólares, se acogió a finales de noviembre al amparo de la ley estadounidense de quiebras “Capítulo 11” para intentar evitar la liquidación.
La junta de accionistas convocada el miércoles “es una medida de procedimiento” exigida por la legislación sueca cuando el capital social disminuye significativamente, afirmó un portavoz del grupo, Martin Höfelmann, en un mensaje a la AFP.
“La junta directiva recomienda la continuidad de la actividad y esta es la decisión que anticipamos”, añadió, precisando que esta reunión se celebra a puerta cerrada.
Los dos principales accionistas del grupo sueco son el fabricante de automóviles alemán Volkswagen, que también atraviesa dificultades financieras, y el banco de inversiones estadounidense Goldman Sachs.
La compañía sueca ha obtenido 100 millones de dólares en financiación de uno de sus principales clientes, el fabricante de camiones pesados Scania, propiedad de su accionista Volkswagen. También obtuvo 145 millones de dólares en un préstamo garantizado contra sus activos.
Northvolt suprimió 1.600 puestos de trabajo de 6.500 a finales de 2024 y congeló el desarrollo de su principal centro de producción, en Skelleftea, en el norte de Suecia.
El grupo sueco fundado en 2016 es considerado desde hace tiempo una de las grandes esperanzas europeas en el sector de las baterías, en un momento en el que Europa intenta alcanzar a los gigantes asiáticos, chinos (CATL, BYD) y coreanos (LG).
Pero el grupo ha acumulado importantes retrasos en la producción en los últimos meses y ha decidido reorientar su actividad únicamente a la producción de celdas de batería, abandonando el resto de la cadena productiva (cátodos, reciclaje, etc.).
Los retrasos en la producción de Northvolt y la ralentización de la demanda de los clientes del sector del automóvil han acelerado la caída del grupo sueco.
En mayo, BMW abandonó un pedido por valor de 2.000 millones de euros debido a retrasos.