Airbus paga un alto precio por su mala gestión en el mercado de satélites

Airbus paga un alto precio por su mala gestión en el mercado de satélites
Airbus paga un alto precio por su mala gestión en el mercado de satélites
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Por un lado, el anuncio sorprende por su recurrencia. El grupo aeronáutico ya había hecho público durante la publicación de sus resultados anuales el pasado mes de febrero un cargo de 600 millones de euros para su filial Defence & Space, explicando que se debía en gran medida a la mala gestión de sus programas de satélites. Es evidente que se habían subestimado los problemas.

Por otro lado, sorprende por su cantidad y su escala. El mal parece más profundo de lo esperado. En efecto, según el grupo, la mala gestión de los programas de satélites ya no afecta sólo a las actividades de telecomunicaciones (programas OneSat y Eurostar), sino también a las actividades de navegación (programas Galileo y Egnos V3) y a la observación de la Tierra.

Un mercado sobrevalorado

Esta nueva disposición recuerda los tiempos difíciles del programa de aviones de transporte militar A400M, para los cuales el fabricante de aviones encadenó provisiones a lo largo de su desarrollo, lo que prácticamente llevó a duplicar el coste del programa.
El ambicioso programa satelital OneSat está acaparando todas las miradas. Estos satélites de telecomunicaciones capaces de reconfigurarse en órbita son un verdadero avance tecnológico, con la promesa de asignar dinámicamente las capacidades de telecomunicaciones de un satélite donde y cuando los clientes las necesiten. La idea sobre el papel es atractiva… pero nada sucedió según lo planeado.

«El mercado no fue tan boyante como se esperaba», Explica una fuente interna. Cuando Airbus esperaba vender hasta tres ejemplares al año, logró aproximadamente la mitad de sus objetivos. El grupo todavía vendió ocho ejemplares de su revolucionario satélite lanzado en 2018: tres para su cliente Inmarsat, dos para Intelsat, uno para el japonés JSat, uno para el operador tailandés Thaicom y un último para un cliente que no quería. para revelar su identidad. Pero al venderse menos copias de las esperadas, se perdieron las economías de escala y hubo que revisar al alza los costes del programa.

Desafíos tecnológicos subestimados

Además, Airbus subestimó la complejidad tecnológica del desarrollo e industrialización de sus nuevos satélites. Los componentes tecnológicos, en particular el software, no estaban suficientemente avanzados. Diseñar redes terrestres adecuadas para estos nuevos satélites también ha resultado más difícil de lo esperado. “Este es el precio a pagar cuando se desarrolla alta tecnología y se corren riesgos», comentó Guillaume Faury, presidente ejecutivo del grupo, el pasado mes de febrero.

Airbus también indica que ha sufrido los problemas encontrados por sus proveedores. Como consecuencia de la inflación de las materias primas y componentes, algunos han aumentado considerablemente sus precios. Peor aún, otros no han podido cumplir sus compromisos de entrega. “Tuvimos que reincontratar determinadas actividades de nuestros proveedores.», lamenta una fuente interna. Lo suficiente como para provocar más retrasos y costes adicionales. Resultado: el programa tiene al menos dos años de retraso y debe cumplir con las sanciones que lo acompañan. El primer cliente de Inmarsat debía entregarse en 2022.

Seguramente Airbus está pagando por su postura comercial demasiado agresiva. En competencia frontal con su rival Thales Alenia Space, el grupo se vio tentado a prometer a sus clientes potenciales un calendario de entregas y precios agresivos para capturar el mercado. Suficiente para complicar aún más su ecuación económica e industrial.

¿Las dificultades encontradas en su sector espacial conducirán a reestructuraciones o recortes de empleo? El grupo no se ha pronunciado al respecto. Los principales centros de Airbus dedicados a satélites de telecomunicaciones son los de Toulouse (Alto Garona) para pruebas y montaje y Elancourt (Yvelines) para equipos en Francia, así como los de Stevenage y Portsmouth en el Reino Unido. Ante dificultades similares, Thales Alenia Space anunció el pasado mes de marzo la eliminación de 1.300 puestos, 1.000 de ellos en Francia.

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