El 47º presidente de Estados Unidos dice que el calentamiento global es un “engaño”. Durante la crisis sanitaria del Covid-19, Donald Trump, cuando ya estaba en el poder en ese momento, cuestionó, en numerosas ocasiones, la palabra científica.
Publicado el 11/07/2024 07:53
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Desde hace años, el multimillonario, nuevamente al frente de la primera potencia mundial, cuestiona hechos bien establecidos. En la primavera de 2020, en la sala de prensa de la Casa Blanca, en plena crisis del Covid, ante los ojos atónitos de sus asesores científicos, Donald Trump sugirió un método para erradicar el virus.“Veo que el desinfectante lo elimina en un minuto. ¿Hay alguna manera de hacer algo mediante una inyección dentro del cuerpo? ¿Casi una limpieza?dijo en ese momento. Durante esta crisis sanitaria, Donald Trump cuestiona constantemente el mundo científico: sobre la gravedad del Covid, la utilidad de la mascarilla, la “distanciamiento social” o confinamientos. Incluso llega a suspender la financiación a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que acusa de gestionar mal la pandemia.
También conocemos su escepticismo climático, que de nuevo va en contra del consenso científico. En septiembre de 2020, al visitar una California devastada por los incendios, negó el calentamiento global. “Va a empezar a enfriarse” le dijo a un funcionario electo que le pidió que revisara la gestión forestal. El calentamiento global es un “broma” para Donald Trump. Al frente del segundo país más contaminante del mundo, pretende abandonar nuevamente el Acuerdo de París para liberarse de los compromisos estadounidenses en materia climática.
Estas posiciones “anticiencia” tienen consecuencias muy concretas para la investigación estadounidense. Durante su primer mandato, el multimillonario intentó recortar los presupuestos de los “Institutos Nacionales de Salud”, que se ocupan de la investigación médica, así como el de la Fundación Nacional de Ciencias. Sin éxito, el Congreso lo había impedido. También endureció temporalmente las visas para estudiantes investigadores.
Donald Trump, sin embargo, no es hostil a todas las áreas de la ciencia. Es un defensor de lo que se llama “tecnosolucionismo”, o de cómo hipotéticos descubrimientos y avances tecnológicos permitirán superar, en particular, la crisis climática. También hace campaña a favor de la inteligencia artificial y la conquista del espacio, algo querido por uno de sus partidarios más publicitados y generosos, un tal Elon Musk.
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