LA OPINIÓN DEL “MUNDO” – DEBE VER
Es bastante fácil detectar, en la estrategia de la productora independiente A24, la voluntad de revitalizar un cierto número de convenciones, en particular las del cine de terror, para ir más allá de la estimulación primaria y la repetición. hasta el hastío situaciones de desgaste y agotamiento.
Las recientes películas de Ari Aster, así como las de Ti West, por ejemplo, producidas por A24, han revelado este proyecto de ir más allá de los clichés y dotar al miedo cinematográfico de una cierta profundidad y de una conciencia declarada. A riesgo de hundirnos, a veces, en una forma de intelectualismo contraproducente y pretencioso. Herejede Scott Beck y Bryan Woods, evita este escollo al tiempo que ofrece un dispositivo de terror cuya originalidad es paradójica: la que consiste en volver a las fuentes de un tipo de historia que, sin embargo, es exprimida por el cine.
Dos jóvenes misioneras mormonas (Sophie Thatcher y Chloe East) son recibidas por un cincuentón aparentemente cortés y bondadoso durante una campaña puerta a puerta. Es Hugh Grant quien lo interpreta con el buen carácter de un antiguo símbolo sexual masculino que ahora es ama de casa (aparentemente) y limpiacoches. En su salón se inicia una conversación con los visitantes, un duelo durante el cual, con incomparable habilidad retórica, el hombre intenta hacer tambalear las convicciones de los dos prosélitos.
amenaza sorda
La confrontación verbal, aunque cortés, se oscurece poco a poco, se siente una amenaza sorda. Es en estos momentos, en la lenta y asfixiante acumulación de suspense construida sobre la inminencia de un peligro no identificable desde hace mucho tiempo, donde la película de Scott Beck y Bryan Woods se distingue hábilmente. Hereje profundiza en las fuentes mismas de las historias de terror, en los propios cuentos de hadas, proponiendo una especie de versión perversa e inquietante (se trata, sin embargo, del cuestionamiento de la existencia de Dios) de Caperucita Roja, que aquí se parte para encontrarse frente a frente. un lobo con elocuencia asesina.
En sus momentos finales, la película se encuentra en un territorio más familiar, el de supervivencia horroroso, completamente centrado en cómo la presa puede, o no, escapar de su destino. El escenario se vuelve más banal. La violencia se desata cuando, gracias a unos disparos furtivos, hemos identificado la verdadera y diabólica identidad del monstruo.
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