La Aviación Ligera del Ejército desarrolla el concepto de “dronización del aerocombate”

La Aviación Ligera del Ejército desarrolla el concepto de “dronización del aerocombate”
La Aviación Ligera del Ejército desarrolla el concepto de “dronización del aerocombate”
-

El uso generalizado de drones FPV [First Person View] y municiones operadas a distancia [MTO] ¿En los campos de batalla ucranianos suena la sentencia de muerte para los helicópteros de reconocimiento y ataque? Algunos están convencidos de ello. Este es el caso del ejército estadounidense, que ha decidido cancelar su programa FARA [Future Attack Reconnaissance Aircraft]se supone que le permitirá reemplazar parte de su AH-64E Apache y su OH-58 Kiowa. Otros instan a la cautela, creyendo que la verdad de un conflicto no será necesariamente la del siguiente. Claramente, la Aviación Ligera del Ejército [ALAT] encaja en esta lógica.

Además, el helicóptero, ya sea de ataque o de maniobra, puede convivir muy bien con los drones.

Este es el significado del proyecto europeo MUSHER [Manned Unmanned System for HelicopteR]que recientemente fue objeto de una demostración muy prometedora, con la idea de desarrollar helicópteros y drones dentro de una red de “equipamiento tripulado-no tripulado”. [MUM-T] único. Se espera que esta capacidad se integre en la versión Mk2+ del Tiger, así como en el NH-90 Cayman.

Por cierto, como recuerda el general David Cruzille, comandante de la Aviación Ligera del Ejército [COMALAT]en una entrevista transmitida por el Comando de Combate Futuro [CCF]la necesidad de desarrollar la cooperación entre helicópteros y drones apareció en los documentos doctrinales elaborados hace ya 15 años.

“El dron hoy es una gran oportunidad. Hay tal salto tecnológico que podemos pasar de la doctrina a la implementación”, afirmó el general Cruzille. Y no se trata de que la ALAT pierda tiempo esperando el desarrollo del “dron perfecto”.

“El objetivo no es esperar al dron ideal que haga el 100% de lo que se espera de él. Pero si ya tenemos drones que nos pueden aportar dos tercios de lo que esperamos, entonces tenemos que agarrar esta pelota”, explicó COMALAT.

Además, la ALAT se ha embarcado en la “dronización del aerocombate”, lo que es, según el general Cruzille, un “enfoque ambicioso y comprometido”. Claramente, se trata de utilizar drones –disponibles en el mercado– desde un helicóptero para “ver y disparar más lejos”, así como para atraer al adversario.

Recientemente, el 3.er Regimiento de Helicópteros de Combate llevó a cabo un experimento con este fin. [RHC]un dron FPV fue implementado por un operador instalado en la bodega de un helicóptero de maniobras.

De manera más general, implica desarrollar el concepto ELA. [engins lancés par aéronef].

“Es un concepto en el que la industria está trabajando. En pocas palabras, podemos imaginar que un dron podría ser lanzado desde un Tiger y que podría observar un área a 10 o 20 kilómetros de distancia, explicó COMALAT. También podría ser posible lanzar municiones operadas a distancia o drones encargados de “seducir al enemigo llamando su atención hacia una zona a la que no pretendes llegar con tus helicópteros”, añadió.

Esta capacidad también sería interesante para helicópteros de maniobra, como el NH-90 Caïman, pero también para el H160M “Cheépard”, el sucesor del Gazelle. Para estos dos tipos de dispositivos, un operador se ubicaría en la bodega trasera para dirigir el dron, lo que evitaría aumentar la carga cognitiva de la tripulación.

Pero a más largo plazo, es decir, dentro de 15 o 20 años, la ALAT espera poder disponer de un “dron táctico de combate aéreo”, que funcione “al nivel adecuado” para que no sea demasiado caro. ganar masa. Este dispositivo sería una especie de “compañero fiel” del helicóptero de combate del futuro, cuyas principales cualidades debe ser la “conectividad”. Lo que, para el Ejército, acelerará el ciclo de inteligencia y al mismo tiempo fortalecerá sus capacidades en combate colaborativo.

-

PREV Huelga de cambiadores en la SNCF, aquí están los trenes afectados este lunes
NEXT Galeries Joliette: una casa encantada para atraer clientes